La función del Ejército y la Marina no solo es defender a México de una agresión externa, que hace más de un siglo no la tenemos, también es preservar el orden interno, junto con otras fuerzas armadas, como la recientemente creada Guardia Nacional, que es lógico que la encabece un militar, pero no es su función dirigir una dependencia o empresa que no tiene nada que ver con mantener la paz y la seguridad.
Ante inundaciones y desastres naturales es importante la ayuda del Ejército y la Marina, al igual que en la lucha contra el crimen organizado, tareas que son parte de sus funciones.
Hay quienes consideran una militarización que el Ejército y la Marina colaboren en mantener la paz interna y la lucha contra la delincuencia. Quieren al Ejército sentado en sus cuarteles, y que solo actúe si Estados Unidos u otro país nos invaden, lo cual es un error que solo beneficia a los delincuentes.
No estoy de acuerdo que se utilice al Ejercito como el ‘mil usos’, y le den la dirección de empresas estatales o de obras civiles que no están relacionadas con sus fines, pero entre sus funciones básicas está “…garantizar la seguridad interna” (Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea, art.1, fracción 2ª).
Pedir que un civil maneje la Guardia Nacional no es una garantía de que sea mejor a tener un director militar, que es lo correcto. El que la Guardia Nacional quede bajo las órdenes de la Defensa Nacional no significa militarizar el país.
Los oficiales del Ejército y la Marina reciben clases en sus centros de estudios con nivel universitario, como la Escuela Naval de Veracruz y la Escuela Superior de Guerra del Ejército. La mejor preparación para combatir con mayor eficiencia la violencia la tienen los militares, para eso les pagan, aunque le cuestan al gobierno menos que las pérdidas en dos paraestatales, Pemex y CFE, que en 2020 ascendieron a 559 mil 886 millones de pesos, cantidad 3.5 veces superior a los presupuestos juntos de la Secretaría de la Defensa Nacional y de la Secretaría de Marina, 160 mil 186 millones en ese mismo año.
En la función que más falla el gobierno del presidente López Obrador, básica en todo gobierno democrático, es en mantener la paz, proteger la propiedad y frenar la violencia. Ojalá todos nos diéramos de abrazos y no hubiera balazos, pero es un error que en ocasiones el Ejército no se enfrente con bandas criminales y tenga que huir porque parece tener órdenes de responder los balazos con abrazos.