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El virus de la violencia

Por: José Antonio Medina Aguilar

PIENSO, LUEGO ESCRIBO

Por Akiles Boy*

La distancia del ordenador no es por ausencia de inspiración, aunque Serrat dice que “las musas son volubles”, es porque el silencio es mejor que la estridencia, que la absurda intención de contaminar, de ser tóxicos, con contenidos inciertos, sesgados, mal intencionados, fabricados por genios del caos, con montajes de realidades crueles e infames, que suelen ser verdaderas apologías o exaltaciones de   la violencia infinita y sin piedad de estos días.

Son amplios los espacios en las redes sociales y en los medios informativos escritos y digitales, privilegiados para ese tema, que según, mueven el rating hasta las alturas, logrando atrapar la atención de las audiencias embelesadas  con el morbo y la brutalidad, que se observa en cualquier parte de este aguantador planeta. La criminalidad y la violencia son parte de los escenarios cotidianos, digamos las sociedades las hemos normalizado.

Sin medir consecuencias, hemos dejado escalar la violencia y el crimen. Con diferentes argumentos y justificaciones, sin poner freno ni límites, o permitiendo aún más el relajamiento y vulneración del Estado de Derecho, que debiera defenderse y afianzarse, con el objeto de regular la convivencia social, para asegurar la paz y la armonía en cada pueblo o ciudad. Significa un inaceptable y grave retroceso para la humanidad, regresar a la barbarie y la ley de la selva.

No es justo ni ético decir que ignoramos el origen y motivaciones de la violencia generalizada, hay muchas voces previsoras o denunciantes, ante las cuales callamos o pasan inadvertidas, como la del gran poeta y cantautor español Juan Manuel Serrat, quien en junio de este año, pronunció un sentido y certero mensaje al mundo, cuando recibió el Doctorado Honoris Causa por la Universidad de Costa Rica.

Me permitiré transcribir una breve síntesis del discurso “Soy como todos ustedes, fruto del tiempo y del mundo, del tiempo y del mundo que me ha tocado vivir, un tiempo de confusión y angustia, de soledad, de falta de referentes, donde se ha perdido la confianza en el sistema, en sus representantes  y en sus instituciones, donde los jóvenes se sienten engañados y los mayores traicionados, y donde más que nunca nos necesitamos los unos a los otros, porque todos somos importantes, porque todos tenemos que sentirnos importantes”.

“En los últimos años, ha sido extraordinario el crecimiento tecnológico y científico que hemos experimentado, pero también ha sido muy grande la perdida de los valores morales de nuestra sociedad, se han producido daños terribles a la naturaleza, muchos de ellos irreparables, y es vergonzosa la corrupción, que desde el poder se ha filtrado a toda la sociedad, más que una crisis económica, diría que estamos atravesando una crisis de modelo de vida, y sin embargo, sorprende el conformismo con el que parte de la sociedad lo contempla,  como si se tratara de una pesadilla de la que tarde o temprano despertaremos. Espectadores y víctimas parecemos esperar que nos salven, aquellos mismos que nos han llevado hasta aquí. Es necesario que recuperemos los valores democráticos y morales, que han sido sustituidos por la vileza y la avidez del mercado, donde todo tiene un precio, donde todo se compra y donde todo se vende. Es un derecho y una obligación restaurar la memoria, y reclamar un futuro para una juventud que necesita reconocerse y ser reconocida, Tal vez no sepamos cual es el camino, tal vez no sepamos por donde se llega antes, pero si sabemos que caminos son los que no debemos volver a tomar”. El mensaje de Serrat, es una clara descripción de la situación del presente y nos señala una vía de salida. Ojalá nos demos el tiempo para una reflexión, tan siquiera para eso. Hasta la próxima.

26 de julio de 2022

*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.