El cielo, esa bóveda que nos ofrece la luz del día por medio de nuestra estrella enana a la denominamos sol, creador de vida y la noche que siempre ha intrigado a los seres humanos, llena de misterios, desconcertante por todo lo que guarda, a lo largo del tiempo hombres de las diversas culturas se han dispuesto a escudriñar sus secretos.
Es sorprendente conocer que en el siglo tercero antes de la era cristiana el astrónomo griego Aristarco de Samos a partir de sus observaciones era partidario del heliocentrismo, dando un salto en el tiempo nos encontramos al padre de la astronomía moderna surgida durante el renacimiento Nicolás Copérnico, originario de las tierras polacas, con un trabajo intenso de más de 25 años sobre su teoría del modelo heliocéntrico donde su argumento ahora muy común pero que en el siglo XVI era difícil de concebir, sobre los planetas que giran en torno al sol, después vino Johannes Kepler incluyendo las ondas elípticas. Pero no solo estos grandes matemáticos y astrónomos aportaron sus conocimientos, en la cultura maya y en general todas las culturas mesoamericanas tuvieron como una de sus pasiones, calcularon con exactitud los periodos de la luna, el sol y las estrellas Pléyades, los sacerdotes eran los científicos, siendo capaces de predecir eclipses y el curso de Venus desde sus sitios de observación con la pura mirada.
Ya para 1608 se oficializó el invento del telescopio por el alemán Hans Lippershey. Ya utilizado por Galileo Galilei desde tiempo atrás. El nombre de este instrumento para ver lo que el ojo humano sería imposible de percibir, surge de las voces griegas “tele” que se refiere a lejos y el sufijo “scopio” que se refiere a ver. Isaac Newton ideó otro tipo de telescopios a base de espejos, de ahí han venido evolucionando de forma gradual hasta llegar a nuestros días.
Dos telescopios nos sorprenden por la capacidad que tienen gracias a su desarrollada tecnología, el primero de ellos fue el Hubble, nombre que le fue asignado en honor al astrónomo Edwin Hubble, este se encuentra a una altura de 593 kilómetros sobre el nivel del mar, una de sus ventajas en ese momento era que a esa altura se eliminaban las turbulencias atmosféricas que podrían suscitarse en la tierra, disminuyendo la calidad de las imágenes. Su innovador sistema le permitía ser visitado en misiones de servicio para mejorar cualquier avería, escalar su capacidad o brindarle mantenimiento, de estas se realizaron cinco, es un ojo que mira al pasado con un peso de once toneladas en forma cilíndrica, en su exploración del universo se menciona que la edad del mismo podría ser menor a lo supuesto con una edad de apenas ocho mil millones de años, ha enviado imágenes de cometas, agujeros negros, a tomado unas 500 mil fotografías, orbita la tierra a unos 28 mil kilómetros por hora, creó un catalogo de unas 15 millones de estrellas.
Hace unos días se difundieron las primeras imágenes del nuevo telescopio que se puso en órbita James Webb cuyo lanzamiento se dio el 25 de diciembre del 2021 desde la Guyana Francesa. Es una noticia maravillosa con una pretensión excelsa al buscar la luz de las primeras estrellas, es el mayor telescopio de la historia humana con un costo de 10 mil millones de dólares, estará en una exploración continúa buscando la luz que ha estado viajando en la inmensidad del espacio por más de 13 mil quinientos millones de años. Seremos testigos de sus logros y hoy en el mundo se comparten sus primeras imágenes. Esperaremos nuevas y gratas sorpresas
Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores (REVECO).