OPINIÓN
Desde el inicio del actual sexenio que tiene bajo su responsabilidad la autollamada cuarta transformación (4T), de parte de los diferentes sectores de la sociedad mexicana se han dado puntos de vista que en la mayoría de los casos no coinciden con los propuestos por la presente administración federal.
Siendo el que más controversia ha causado el de: “abrazos, no balazos”. En relación a la forma en que según Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se debe, no enfrentar, sino tratar a los integrantes de la delincuencia organizada.
Expresión que desde la primera vez que la pronunció AMLO para explicar, como el Estado Mexicano debe enfrentar a los delincuentes, por obvias razones causo el malestar de la mayoría de los habitantes de este ensangrentado país, exactamente por estos sujetos.
Ya que a diario en los diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales se dan a conocer las atrocidades que cometen en contra de la sociedad civil, así como también de los integrantes de las diferentes corporaciones del Estado que tiene la obligación de conservar el orden en todos los rincones de esta Nación, cuidando la vida y seguridad de todos los amenazados mexicanos.
Situación que parece no importarle al gobierno de AMLO, al continuar con esta equivocada estrategia de combate a la delincuencia organizada, independientemente de los más de cien asesinatos que se presentan a diario en el país y las múltiples extorsiones en todos los ámbitos de la sociedad mexicana. A la que no está defendiendo como debe ser y es su obligación.
Por lo anterior la importancia de lo expresado por el Secretario de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), obispo de Cuernavaca, Ramón Castro, en el sentido de que: “Abrazos y no balazos, es complicidad”. Así como también la posición expresada por los partidos de oposición en el Senado de la República, pidiendo detener la violencia en México.
Peticiones y posiciones que por donde se les quiera analizar son totalmente válidas, ciertas y muy oportunas y no como las de los integrantes del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Partido del Trabajo (PT), en la Cámara de Senadores del Congreso de la Unión, que están de acuerdo con seguir apoyando la estrategia citada.
Pero independientemente de las posturas necias y equivocadas de estas dos fuerzas políticas, la calificación que hace el obispo de Cuernavaca de la expresión que AMLO, repite sin recato alguno a cada momento en sus desprestigiadas mañaneras, como si fuera una real solución a tan grave problema que se vive en México, de a la delincuencia “abrazos y no balazos”, de que es demagogia y complicidad, da a entender algo que gran parte de los mexicanos saben desde hace tiempo y entienden, más no aceptan.
Este país está viviendo una incipiente democracia desde hace aproximadamente 20 años, que ha costado muchos sacrificios y sangre a los mexicanos, que no están dispuestos a perder su libertad así nada más, por capricho de unos pocos. Las cosas están llegando a un límite al interior de México, solo hay que ver la cantidad de grupos de autodefensas que hay a lo largo y ancho del territorio nacional, así como el gran control que la delincuencia organizada tiene de aproximadamente más del 40 % del país. Usted qué OPINA, estimado lector. Hasta el viernes.