Los problemas de la nación son de gran envergadura, aunque menos preocupantes serían si acaso advirtiéramos acciones y políticas públicas orientadas a su solución, o, al menos, para mitigar sus duros efectos. Lamentablemente los esfuerzos del capitán de la nave se ocupan hacia otros avatares, como proseguir la tarea de fundamentar el proyecto de gobierno y de nación acorde con su ideología, cualquiera esta sea. Visto desde esta perspectiva, el avance depredador de las bandas del crimen organizado seguirá con paso firme; la infraestructura física será diferida, el crecimiento económico aguardará a mejores tiempos y el Sector Salud seguirá dando tumbos con las consecuencias sociales ya imaginadas. Si los pronósticos para el futuro de la refinería de Dos Bocas y del Tren Maya se hicieran realidad al igual de lo acontecido con el aeropuerto Felipe Ángeles, serán expedientes de enorme peso gravitando sobre la actual administración encabezada por AMLO. Pese a todo, al presidente le ocupa la sucesión presidencial, pues no escapa a su preocupación la paulatina unificación de las fuerzas opositoras, las partidistas y los factores de poder, que con el transcurrir del tiempo y los acontecimientos podrán fortalecer sus posiciones. Porque, además, López Obrador debe estár consciente de las fisuras existentes al interior de su partido, con el agravante de que su “corcholata” preferida, Claudia Sheinbaum, no crece al ritmo de “presidenta”, “presidenta” que el coro orquestado para endulzarle el discurso le manifiesta. Pero esa cantaleta, lo sabe AMLO, es de servicio versátil, porque el mismo coro lo entonó a los oídos del Secretario de Gobernación. “Cuanto te quieren, decía el bufón al César, <¡Bah! son los mismos que me mandarían al cadalso> le contestó el mandante. Pero no todo es sinfonía rítmica: porque el martes pasado Marcelo Ebrard anunció que ocuparía sus tiempos libres para hacer precampaña a su favor visitando principalmente los estados donde en junio próximo habrá elecciones, sin embargo, algo sucedió porque las “coincidencias” denuncian broncas en el ejido. Para comprobarlo, léase la entrevista de la exembajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcenas, a López Dóriga, en la cual deja muy mal parado a Marcelo Ebrard, quien, según ella, negoció con el gobierno de Trump el programa “Quédate en casa”, días antes de que AMLO tomara posesión como presidente de México en 2018. Gran escándalo desatará esta delicada revelación de la señora Bárcenas, queda en la duda si lo ha manifestado motu proprio o a petición inducida. Se antoja un colofón de lo declarado recientemente por Trump en aquello de “la doblada”; para nada favorece a Ebrard en sus aspiraciones al trono mexicano. “En política las coincidencias no existen”, pudiera ser verdad porque por ahora son dos, el “destape de Adán Augusto López y esta entrevista de Martha Bárcenas; ya sería el colmo para Ebrard que el próximo tres de mayo le carguen la mano en el primer aniversario del colapso de la Línea 12 del Metro capitalino. De ser así, Caput.
Truenos sucesorios: Ebrard en la picota
Por Alfredo Bielma Villanueva