Uncategorized

México, entre la democracia y sus problemas

Por Alfredo Bielma Villanueva

Winston Churchill dijo que “la democracia es la peor forma de gobierno posible, excepto por las demás formas”, así lo han aceptado reconocidos politólogos, como Anthony Downs, impulsor de la teoría de la elección racional, entre otros. Es tan medular la importancia de la democracia que en estos días debatimos nacionalmente la implementación de una sui géneris revocación de mandato, por estar echa a la medida del gobierno en turno y principalmente por el grave predicamento en que se ha situado al Instituto Nacional Electoral (INE), un órgano autónomo del Estado Mexicano. Este día, como el de ayer y varios ayeres, el tema central será el resultado del plebiscito convocado para conocer la voluntad electiva -inducida o no- de un buen número de mexicanos respecto al desempeño del titular del Poder Ejecutivo Federal. ¿Fue un fracaso para los convocadores o un éxito reflejado en los millones de votantes a favor de la ratificación? ¿Se rompe el record de violaciones a la ley electoral? Quién ganó: ¿México, o solo una de las partes en conflicto? Tal será el tema del debate nacional, vinculado al futuro electoral del cada vez más cercano 2024. Lo curioso radica en el pesado bagaje de problemas socioeconómicos que conviven con ese tema, pues subyacen sin encontrar solución y avasallan la calidad de vida del mexicano común, no son pocos: inflación mayor al 7 por ciento, lo cual implica menos poder adquisitivo de la moneda mexicana; carestía de la vida y desabasto de productos alimenticios. Delincuencia desbordada en gran parte del territorio nacional, con la preocupante secuela de convertir en costumbrismo la noticia de masacres cotidianas. Desabasto de medicinas, que al cuarto año de gobierno no ha sido posible resolver. Sistema de Salud en inquietante zozobra laboral por su incorporación al IMSS Bienestar, en un programa que no convence a quienes conocen la estructura de los diferentes regímenes de orden legal del IMSS, del ISSSTE y la estructura hospitalaria de las entidades federativas. Todo eso y más en imbricado amasijo con la polarización política existente, configurando un universo de futuro complicado. Y, para acabarla, la creciente reyerta con el gobierno de los Estados Unidos, nuestro socio comercial más importante, un pleito cuyas consecuencias pueden calibrarse con solo recordar la respuesta de nuestro gobierno a la amenaza de Trump de imponer aranceles a productos mexicanos, con la consecuencia ya conocida en el gran viraje a la política migratoria del país. Y, por si no bastara, la Revista británica The Economist enlista a nuestro país entre los que tienen una democracia híbrida, es decir, democracia imperfecta tirando hacia la autocracia. “Sea por Dios y venga más, decía el clásico.