CAMALEÓN
Muy acertada y oportuna es la observación del diputado aliancista (PRI-PAN-PRD), José Yunes Zorrilla, respecto a la deprimente y mezquina actuación de la actual dirigencia priista en la entidad veracruzana, al plantear la conveniencia de realizar un balance de lo obtenido o de los fracasos en los últimos tres años. A esa observación autocrítica salió al paso-por encargo u oficiosamente- un personaje de segundo nivel en la dirigencia priista con una respuesta inspirada más en añejas fobias que en adecuado razonamiento para dar una respuesta precisa, pues en vez de reflexión recriminó con descalificaciones, pero sin asomos de atender un preocupado aviso de que el barco sigue varado con elevado riesgo de resquebrajarse y hundirse ante la indiferencia de quienes lo capitanean. El ex candidato al gobierno veracruzano, también expresidente priista y muy destacado actor político, Héctor Yunes Landa, se sumó a la moción del diputado Yunes Zorrilla, lo mismo hicieron los exdirigentes Renato Alarcón y Alfredo Ferrari y, en sinergia, la Corriente Crítica subraya la pírrica condición priista en Veracruz. No obstante, otras voces de quienes en su momento dirigieron a la otrora poderosa locomotora electoral y los liderazgos sociales, obreros, campesinos, magisteriales etc., permanecen al margen, atónitos e impasibles ante la suerte del ahora inerte partido. Ni siquiera el actual dirigente se digna a responder, lo cual es señal irrefutable de la poca importancia que le merece la organización a la que juró servir. Muchos otros hay entre quienes mamaron de la ubre priista y gozan de cabal fortuna dineraria gracias a su cobijo, pero por comodidad, por razones de edad, o porque ya militan en otras siglas se abstienen de aportar esfuerzos para reanimar a la más grande institución partidista en el siglo XX mexicano. Poco favor hace ese silencio al partido que les dio cobijo y sirvió de plataforma a sus trayectorias personales, acaso sea porque defienden patrimonios de discutible origen y prefieren no hacer olas. En esa tesitura resulta patético observar a cuatro ex presidentes priistas veracruzanos manifestar su preocupación por la zozobra existencial de su partido sin encontrar eco en la base militante ¿acaso este partido yace ya inerte esperando la extremaunción? José Yunes Zorrilla es un cuadro con peso específico en la organización que una vez dirigió, su planteamiento debiera ser escuchado, porque si en el PRI estatal no despiertan a la realidad circundante no habrá mañana de alboradas alegres en su futuro inmediato. Pepe Yunes testereó el panal, al menos para seguir luchando, de cara al sol como lo merece una institución de rango histórico, de cuyo desempeño deben estar orgullosos sus militantes de antaño y hogaño. Porque acaso ¿alguien pudiera explicar la evolución política de este país sin el concurso del PRI? Me temo que nadie.