Panoramas de Reflexión
Hoy quiero hablarles acerca del significado de la palabra Pontífice. Pontífice viene de “Pontifex” o “Pontificis” (constructor de puentes). Se dio este nombre a los constructores de puentes, del latín pons, pontis (puente) Y el sufijo itice (constructor), que constituyen el verdadero sentido de la palabra, y más tarde la Iglesia Romana, llamo pontífice al Obispo de Roma más conocido generalmente como Papa.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice; «Pontífice: Magistrado sacerdotal que presidía los ritos y las ceremonias religiosas en la antigua Roma». Ya que así se llamaron, en el Imperio Romano, a unos sacerdotes que tenían cuidado de todo lo concerniente al culto de los dioses y de las ceremonias de los sacrificios. Numa Pompilio, segundo emperador de Roma, instituyó estos sacerdotes y fue quien les dio este nombre. Cinco siglos antes de nuestra era, durante la guerra entre los romanos y los etruscos, el ejército etrusco, capitaneado por Larso Porsenna, se había aproximado peligrosamente al puente que sobre el Tíber daba paso a la ciudad de Roma. Horacio y dos de sus compañeros se ofrecieron voluntarios para contener al enemigo en la orilla opuesta, y dar tiempo así a que los romanos destruyeran el puente con el fin de impedir que los etruscos tomaran la ciudad. Cuando el puente estaba a punto de ser derribado, Horacio abandonó a sus amigos y se lanzó él solo a luchar contra los enemigos hasta que el puente quedó totalmente destruido. Después cruzó el río a nado. Como recompensa se le concedieron todas las tierras que él pudiera trabajar en una sola jornada. En memoria de tan célebre suceso, se formó un cuerpo de hombres escogidos que eran a la vez carpinteros y soldados, a los que se les confió la guarda y conservación de los puentes, de donde les vino el título de Pontífices (constructores de puentes). El jefe se llamó “sumus Pontifex” (soberano Pontífice), cuya dignidad llegó a ser una de las más consideradas de la república. Julio César solicitó esta dignidad y la obtuvo en el año 92 antes de nuestra era, y hasta el tercer siglo continuó siendo prerrogativa y un título con el que se adornaron los emperadores. Graciano, emperador cristiano, rehusó este título porque pertenecía a la religión de los gentiles. Más tarde, el Obispo de Roma, memos escrupuloso, se apoderó de esta dignidad pagana, convirtiéndola en cristiana. En 1090 d. C. un concilio dio el título de papa (padre) al Obispo de Roma, constituyéndolo en autoridad absoluta y en jefe de la religión católica, con exclusión de los demás obispos. Herbert Spencer, teórico social inglés considerado el padre de la filosofía evolucionista, quien sostenía que: “toda materia orgánica tiene su origen en un estado unificado y que las características individuales se desarrollan en forma gradual por evolución, decía que la filosofía es la unificación del conocimiento”; luego, cuando se tiene un conocimiento disperso, se carece de un propósito, de un programa o de un objetivo. Dicho de otra manera, las herramientas no están siendo utilizadas adecuadamente; o de otro modo, cuando los conceptos abstractos concernientes a la moral o a la ética no son discernidos por la razón. Se dice que cuando la razón vence las pasiones y la inteligencia domina la materia, son adecuados los sentimientos para el desarrollo armónico del cuerpo, del alma y del espíritu, cuyos propósitos están impresos en la conciencia de cada hombre, de cada ser humano. Se afirma también que la razón es el puente para que el pensamiento y la voluntad lo crucen y protejan al hombre; de no ocurrir esa protección, el hombre no podrá conquistar su libre albedrio permanentemente, con el cual hace posible a su elección, su perfectibilidad. La perfectibilidad como base de la creación se refleja en la familia, cuyo líder la constituye como unidad mínima, es decir como célula básica de la humanidad. Cuando una civilización desaparece, es porque su puente fue destruido, pero sólo es atribuible al individuo y porque finalmente la verdadera causa, es dejar en desuso la razón o dejarla fenecer por la ambición, por la ignorancia y por el fanatismo. Esto es fundamental. Lo que les sucedió a los imperios: egipcio, persa, griego y romano fue algo similar. El amanecer, florecimiento y ocaso de los imperios es algo así como la recapitulación de lo que le ocurre a cada individuo en el uso o mal uso de sus virtudes y riquezas, sean morales o materiales. Fatalmente, el hombre genera un ciclo de principio y final impulsado por sus tragedias y dramas. El triunfo de la verdad exige el acuerdo entre los intereses materiales y morales, realizados por las pasiones nobles, El trabajo pone de relieve que para hacer efectivos los derechos del hombre, el progreso moral debe unirse al progreso intelectual y modificar sus principios, según las nuevas necesidades y el estado de adelantamiento de la instrucción general de todos.
Para finalizar, sólo quiero agregar que nosotros no deberíamos jamás romper el puente de la razón que habita en nuestro interior. Es nuestra responsabilidad construirlo y conservarlo en forma permanente hasta el último instante de nuestra vida; de no hacerlo, quedaríamos reinando con nuestros castillos en el aire o cautivos en nuestra torre de marfil, o viviendo el mundo de nuestros sueños del que es, sin la razón, imposible despertar, arrastrando en nuestros desvaríos no sólo a nuestra familia, sino también a los grupos de nuestro entorno. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.
Luis Humberto.
Integrante de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A. C. (REVECO).