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Niño empecinado

Por Luis Humberto Muñoz Vazquez

Panoramas de Reflexión

            Un Viejo hombre sabio con buena intención le proponía a un pequeño niño pobre que conocía desde hace algún tiempo, apoyarlo con su manutención y conocimientos a él y su hermano menor, para continuar con sus estudios, sin recibir por esto nada a cambio. Los conocía bastante bien y sabía de la inestable y precaria situación que envolvía a su madre, y del empecinamiento del chiquillo por trabajar arduamente para sacar de la miseria a su familia.

            El niño pobre le argumentaba al viejo, cada vez que le hacía la propuesta, diciéndole que se sentía fuerte y vigoroso para trabajar y reunir algunas monedas que le permitieran comprar lo necesario para darles de comer a su cansada madrecita enferma y a su consumido hermanito escuálido. En ello estaban cuando el Viejo sabio le dijo de pronto al niño. –Mira “hijo”, la Vida no solamente se trata de ganar dinero rápido, sino de saber cómo ganarlo, y bien, el resto de tu Vida, y para eso necesitas prepararte y estudiar con mucho tesón. Los músculos que ahora sientes aptos para trabajar, se deterioran con el paso del tiempo, pero la sabiduría perdura aun con la incapacidad de la vejez. El cerebro es el vehículo que nos conduce, que nos ayuda a superarnos en la vida, y eso nos lleva invariablemente a la libertad. No es bueno guardar rencor por nada ni por nadie, tampoco lo es el odio, todo cuanto sentimos en nuestro corazón Dios no lo regresa con creces. El niño dudó por unos instantes, para acceder finalmente a su desinteresada invitación.

            Las oportunidades fortuitas en la vida tardan mucho en llegar, y a veces jamás llegan porque no nos aprestamos a encontrarlas; son tan escasas, pero debemos aprender a mantener despiertos nuestros sentidos para buscarlas, para encontrarlas y seguirlas. Una actitud abierta, dispuesta y emprendedora, alejada de rencores y resentimientos sociales y con disponibilidad inmediata para trabajar y servir, es también importante observar. La sociedad actual requiere de seres humanos con visión, ingenio, actitud positiva, valores arraigados y desprovistos de mezquindades y bajas pasiones. Personas siempre dispuestas y comprometidas con la honestidad y el respeto por los demás. En general, una persona con una actitud de esas dimensiones, siempre estará en condiciones de aprovechar las buenas oportunidades que seguro habrán de presentársele constantemente. No desaprovechemos pues la oportunidad de propiciar con nuestra actitud, un cambio radical y global que conlleve a una libertad comunitaria, para nada igualitaria; un nuevo estilo de vida en el que las personas valgan por su trabajo y no por cuanto tengan, por sus acciones solidarias, por su fraternidad, por su lealtad a las normas de convivencia, por sus aportes en general al bienestar social, mas no por la posesión de dinero o por la concentración de poder que algunos cuantos tengan. Las oportunidades están a la vista y al alcance de la mano, solo falta que las propiciemos con nuestra actitud y con el retorno de nuestra solvencia moral, tan desaparecida en la vida de hoy. ¿No lo cree usted así amigo lector? Píenselo un poco. Que tenga un buen día.

Luis Humberto.

Integrante de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A. C. (REVECO).