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Tiempos apresurados.

Por Luis Humberto Muñoz Vazquez

Panoramas de Reflexión

            “Tito Rodríguez, director fundador del Instituto Argentino de Actividades Subacuáticas, nos explica ampliamente a través de un documento de su autoría, que nacer en el Ártico puede ser un gran riesgo si se tiene en cuenta la gran cantidad de depredadores hambrientos, dispuestos a alimentarse de una cría indefensa. Es por eso que la hembra de la foca gris o foca de Groenlandia puede retrasar la implantación del embrión para que los cachorros nazcan en el mes de marzo, sincronizando el nacimiento de los pequeños bebés con la rotura de los hielos, lo que dificulta el acceso a las crías de los osos polares que, luego de haber invernado, salen de cacería a principio de año.

            De recién nacido, el cachorro presenta un largo y sedoso manto blanco pero el pequeño aún no ha formado su capa de grasa, por lo que se ve inhabilitado para ir al agua y estará expuesto a los ataques. Es por eso que su infancia debe ser lo más corta posible. El bebé ya perdió los dientes de leche antes de nacer, en el útero materno. Durante los primeros I5 días de vida su madre lo amamantará con una leche muy densa y nutritiva, ya que contiene hasta un 50 por ciento de grasas y es cinco veces más densa que la leche de vaca. Con tan rica dieta, la foquita crece rápidamente y en dos semanas triplica su peso que al nacer es de 10 kilos, o sea que engorda más de un kilogramo por día. A los 18 días de vida comienza a perder su blanco pelo reemplazándolo por el pelaje de los adultos que le permitirá ir al agua y valerse por sí mismo pocos días después. Durante años las focas bebés de Groenlandia fueron matadas por el ser humano para usar su piel en la industria de la peletería. Para este fin se golpeaba a la foquita hasta atontarla y se le sacaba la piel cuando aún estaba viva, ya que si moría antes de sacarle la piel ésta se pegaba al cuerpo y se rompía al intentar sacarla. Una vez terminada la faena, la foca bebé moría desangrada. La protesta internacional de millones de ecologistas de todo el mundo redujo la matanza a un uno por ciento de las focas que se mataban hace 20 años. Greenpeace realizó campañas en el Ártico donde se pintaba a las focas bebés para arruinar el blanco pelaje evitando su utilización en peletería. Al cambiar el pelo perdía la pintura y podía llegar al mar sin inconvenientes”.

            Desafortunadamente, también ahora no sólo las focas de Groenlandia hacen que sus bebés crezcan apresuradamente, sino que en nuestro actual y vertiginoso mundo agitado, muchos viven apresuradamente y sin mesura, y hacen que sus familias también funcionen apresuradamente. Hoy en día hay muchos noviazgos apresurados, embarazos apresurados, matrimonios apresurados, educación apresurada para los hijos y hasta divorcios apresurados. Todo corre más de prisa, tan sólo nos percatamos, en otro orden de ideas, con la publicidad y en los comercios abarrotados de mercancías de temporadas que aún no llegan. Desde mucho antes del tres de noviembre, apenas terminada la celebración de Todos Santos y Fieles Difuntos, estamos siendo bombardeados con anuncios y exposición de artículos navideños. Sólo falta que ya también nos quieran vender Roscas de Reyes. Sin embargo hay cosas que no se pueden apresurar, sino que tienen que crecer lentamente pero seguros. No dejemos que el mundo apresurado de hoy nos robe el gozo de ver crecer lo que es perfecto en el debido tiempo según su propósito universal. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.

Luis Humberto.

Integrante de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A. C. (REVECO).