El presidente Joe Biden defendió este martes la salida definitiva de las tropas estadounidenses de Afganistán argumentando que, a pesar de las críticas por lo precipitado de la retirada, era “el momento” de poner fin a la guerra más larga de la historia del país.
“Era el momento de acabar con esta guerra”, dijo el mandatario al dirigirse al país por primera vez desde la retirada de las tropas estadounidenses del país. “Me niego a dar comienzo a otra década de guerra en Afganistán”.
Las palabras del comandante en Jefe de EE. UU. llegan después de que haya enfrentado acaloradas críticas por la acelerada salida del país debido a la negativa de Biden a prolongar la misión militar más allá del 31 de agosto, tal y como se había acordado con el alto mando talibán, lo que ha generado que miles de estadounidenses y afganos vulnerables, que pretendían abandonar el país, se hayan quedado atrás.
“El 90% de los estadounidenses que quisieron salir de Afganistán, lo pudieron hacer”, aseguró con tono firme el mandatario. “Y para aquellos estadounidenses que se quedaron, no hay fecha límite; seguimos comprometidos con sacarles, si quieren hacerlo”.
Este lunes, tras confirmarse que las tropas estadounidenses habían abandonado el aeropuerto internacional de Kabul, último bastión aliado en el país y epicentro de la operación de evacuación desde la caída del país a manos de la insurgencia talibán, Washington anunció que el Departamento de Estado formaría un equipo de trabajo en Doha para seguir gestionando las solicitudes de refugio.
A pesar de ello, los la oposición republicana ha lanzado fuertes críticas contra la decisión del presidente Biden de aferrarse al 31 de agosto como fecha tope para salir de Afganistán.
“Es mentirle al pueblo estadounidense abiertamente cuando dicen que los terroristas prometen que no dejarán que otros terroristas lideren”, dijo el martes el congresista republicano por Florida y veterano de guerra Brian Mast en una conferencia de prensa desde el Congreso, en referencia al pacto de no agresión con los talibanes que marcó los últimos días de la presencia norteamericana en Kabul.
En este sentido, a pesar de que Biden dijo asumir “la responsabilidad” por su decisión de no prolongar la misión militar en el país asiático, el mandatario aseguró que, en realidad, solo tenía dos opciones: respetar la fecha de salida pactada por su predecesor en el cargo, el republicano Donald Trump, o enfrentarse a una escalada de tensión con el enemigo. “Esa era la auténtica alternativa: salir o escalar”.
Respecto a la posibilidad de mantener el status quo existente, es decir, apoyar al Gobierno afgano con una pequeña presencia militar, tal y como venía sucediendo en los últimos años, Biden explicó que esa ya no era una opción viable. “Ya todo había cambiado, mi predecesor había hecho un trato con los talibanes”.
Asimismo, el inquilino de la Casa Blanca insistió en señalar al huido presidente Ashraf Ghani y a las Fuerzas de Seguridad afgana del rápido colapso del país.
“Presumimos que más de 300.000 miembros de las Fuerzas de Seguridad afganas, a las que entrenamos y equipamos durante las últimas dos décadas, serían un duro adversario en la guerra civil contra los talibanes”, reconoció. “Esa asunción, que el Gobierno afgano sería capaz de mantenerse durante un tiempo -durante la reducción de la huella militar- resultó no ser correcta”.
Todo ello, sumado al hecho de que Afganistán ya no representa un “interés nacional vital”, le llevó a decidir, según explicó, que esta causa no merece “las vidas y los millones de dólares” que se cobra cada año, para centrar los esfuerzos en combatir el terrorismo en nuevos escenarios.
“Juré proteger a los estadounidenses de las amenazas, de las del presente y de las del presente y de las del futuro; no de las de hace veinte años”, zanjó.