Prosa aprisa
Con el contundente triunfo electoral del pasado 6 de junio, el gobierno del estado consolidó su permanencia en el poder, al menos por lo que resta del sexenio, y prácticamente redujo a la oposición a su mínima expresión, como para pensar que le representa un obstáculo mayor, no al menos en el corto plazo.
Pasado el proceso electoral, medidas las fuerzas y alzado victorioso, solo le quedaría por mostrar magnanimidad con sus adversarios, respeto y espíritu de reconciliación, recurrir al uso de la diplomacia política para cerrar heridas y pugnar por la unidad que tanta falta le hace a Veracruz, decisiones y acciones que lo significarían respecto a las administraciones pasadas.
Los hechos indican que no es así, que no hay esa intención, que se gobierna con espíritu sectario, cerrado, intransigente, que se privilegia el encono, el deseo de venganza, que se gobierna con sentido partidista, solo para quienes comulgan con él y que se ignora la diversidad y la pluralidad características de un pueblo tan grande como el de Veracruz.
Me lleva a esta reflexión la ausencia oficial en un hecho de la mayor trascendencia que tuvo lugar el sábado en Orizaba: la inauguración del Museo de la Hotelería Mexicana, acto que vino a encabezar el secretario de Turismo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, Miguel Torruco Márquez, además autor de la idea y decidido promotor del proyecto.
Investigué, pregunté qué había pasado. Me confirmaron que la Secretaría de Turismo federal, organizadora, fue la que le corrió la invitación al gobierno del estado y que la titular del ramo estatal, Xóchitl Arbezú Lago, confirmó que estaría presente. Se disculpó un día antes y avisó que no asistiría, pero informó que estaría presente el subsecretario de Turismo. No llegó nadie.
¿Por qué? Todo hace suponer que en la administración estatal no superan todavía que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, le haya dado la razón al presidente municipal, Igor Rojí López, quien en febrero pasado protestó porque policías estatales y elementos de la Guardia Nacional y del Ejército, encabezados por el secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, en pleno año electoral sorpresivamente tomaron por asalto las instalaciones de la policía municipal, intentaron desarmar a los elementos municipales, detuvieron a dos y los remitieron a la Fiscalía de Córdoba y a los demás se los quisieron llevar a Xalapa para tomar el control ellos, como lo han hecho en otros municipios. Encontraron resistencia.
No solo eso. No tuvieron la mínima cortesía de poner al tanto al alcalde de lo que iban a hacer, esto es, no guardaron las formas ni respetaron la autonomía municipal, además que ninguna autoridad, del gobernador para abajo, le quiso tomar una llamada porque quería una explicación, ante lo que entonces buscó una audiencia con la titular de Gobernación, quien en cuestión de horas lo recibió y le dio la razón.
Quién sabe cuál fue la orden del Palacio de Cobián porque de inmediato, como consecuencia, tuvieron que celebrar en “la Ciudad de las aguas alegres” la llamada Mesa de Coordinación para la Construcción de la Paz, al término de la cual tanto el secretario de Gobierno, Eric Cisneros, como el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, despotricaron contra y descalificaron al alcalde.
A pesar de todo, se tuvieron que reunir con Rojí López y declararon que no desaparecería la corporación municipal (una de las mejores policías municipales del estado y del país), además de que el gobernador declaró que quería seguir trabajando con los empresarios y con el presidente municipal.
Seis meses después se comprobó que lo dijo solo de dientes para afuera, porque el sábado no solo dejó solo al secretario de Turismo federal, sino a los empresarios hoteleros de Orizaba, del estado y del país que asistieron, además, por supuesto, a la primera autoridad municipal, cosa que, en cambio, no hizo el sábado 31 de julio cuando asistió e hizo una gran fiesta con el inicio de operaciones del catamarán “El Cuenqueño” en el río Papaloapan, que va de Tlacotalpan a Otatitlán y que hasta ahora ha resultado un total fracaso.
La del sábado en Orizaba fue una gran ocasión que se le presentó al gobernador para dejar atrás diferencias e iniciar una nueva etapa de relaciones con los gobiernos no emanados de Morena, para llamar a la unidad y para inaugurar, a punto de iniciar la segunda parte de su mandato, una política de trabajo conjunto en beneficio de todos los veracruzanos, en este caso de los orizabeños.
Puede pensarse que el secretario Torruco acusó recibo del vacío que le hicieron, porque durante su intervención recordó que el primer museo de su tipo que se realizó fue el de Armando Manzanero, en Mérida, gobernado por el PAN, y ahora siguió el de Orizaba, gobernado por el PRI, por lo que dijo que desde que comenzó a gobernar la actual administración federal, “los colores que se ven son de la nación”, una especie de pedrada para el palacio de gobierno de Xalapa.
Y AMLO exige evitar sectarismos
El pasado 23 de julio, de gira por Tlaxcala, antes de llegar a Veracruz, el presidente Andrés Manuel López Obrador exigió a los integrantes del gabinete social poner fin a los sectarismos y trabajar de manera conjunta para mejorar la ejecución de los programas sociales.
Ahí consideró que era necesario que la Federación contara con el apoyo de los gobiernos municipales y estatales para trabajar en materia social, esto es, él no los excluyó. “Ayudarnos mutuamente, eso es algo que puede hacerse hacia adelante para seguir ayudando y beneficiando a nuestro pueblo”. Como se advierte, AMLO piensa y actúa diferente.
Torruco, disfrutó Orizaba, donde vivió su madre
Con la inauguración del Museo de la Hotelería Mexicana, el secretario de turismo, Miguel Torruco Márquez, vio realizado un viejo anhelo desde que en 2000-2004 fue presidente de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles: fundar el museo en Orizaba, una ciudad a la que le tiene especial cariño porque ahí vivió en diferentes épocas, desde niña, su madre la famosa actriz mexicana María Elena Marqués, y porque ahí, circunstancialmente, cuando se dirigía a Catemaco a practicar buceo murió su padre el también actor Miguel Torruco Castellanos el 22 de abril de 1956.
El funcionario federal llegó desde el viernes a Pluviosilla, estuvo todo el sábado y luego de desayunar ayer domingo en el hotel donde se hospedó retornó a la Ciudad de México. Durante su estancia sostuvo diversas reuniones con empresarios y diversos grupos, asistió a comidas y cenas y recorrió todos los atractivos de la ciudad acompañado por su esposa Gloria Garza y por su hermana Maricela.
El secretario de Turismo dijo que se había elegido Orizaba para fundar y abrir el museo porque es la cuna de la hotelería en el país, incluso del continente americano, ya que el 10 de octubre de 1525 se abrió aquí el primer mesón, paso obligatorio entre el puerto de Veracruz y la Ciudad de México antes de cruzar las Cumbres de Maltrata o de Acultzingo.
Para el turismo, que llega mucho a la histórica ciudad, Orizaba está convertida en una ciudad típicamente europea y sus atractivos son cada vez más, por lo que habrá que prepararse para ir a conocer el nuevo museo y de paso disfrutar de una ciudad bien administrada por sus autoridades municipales.
Sentido duelo por el fallecimiento del Arzobispo
Dolor causó entre los veracruzanos, en especial entre la grey católica, el inesperado fallecimiento ayer del Arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios. A nombre del gobierno del estado el secretario de Gobierno Eric Cisneros lamentó el suceso y expresó sus condolencias a la comunidad católica, mientras que el secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco expresó su pésame a la familia del prelado. Por su parte, el delegado federal Manuel Huerta publicó en su cuenta de Facebook: “En unidad espiritual nos unimos a la pena que embarga a familiares y amigos del Arzobispo Hipólito Reyes Larios. Descanse en paz”.
Desde este espacio expreso mi solidaridad con la comunidad católica y expreso mis condolencias a los familiares de Monseñor.