- Moscú.- Aplastado contra el asiento del piloto por la potente fuerza g, el cosmonauta soviético Yuri Gagarin vio llamas fuera de su nave espacial y se preparó para morir. Su voz rompió el tenso silencio en el control de tierra: “Estoy ardiendo. Adiós, camaradas”.Gagarin no sabía que lo que observaba desde una escotilla era una nube de plasma que envolvió la Vostok 1 durante su reentrada en la atmósfera terrestre, y que aún iba camino de regresar a salvo. Fue su tranquila compostura bajo la presión lo que le ayudó a convertirse en el primer humano en llegar al espacio hace 60 añoEl firme autocontrol de Gagarin fue un factor clave tras el éxito de su vuelo pionero de 108 minutos. La misión del 12 de abril de 1961 tuvo fallos técnicos y emergencias, desde una escotilla de la cápsula que no se había cerrado adecuadamente hasta problemas con el paracaídas en el último momento antes del aterrizaje.Desde el momento en el que 20 pilotos de la fuerza aérea soviética fueron elegidos para el primer vuelo espacial tripulado, el carácter calmado de Gagarin, su capacidad para aprender rápido y su gran sonrisa le convirtieron en un favorito.Dos días antes de despegar, Gagarin, de 27 años, escribió una carta de despedida a su esposa, Valentina, en la que expresaba su orgullo de haber sido elegido para volar en la Vostok 1 pero también trataba de consolarla en caso de su muerte.