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La lucha de las minorias

Por José Antonio Medina Aguilar

PIENSO, LUEGO ESCRIBO

Por Akiles Boy*

El internet nos cambió la vida y la visión del mundo, nos abrió los ojos aún más, para darnos cuenta de sus grandezas y de sus miserias, aunque también  tenemos que reprocharle la agonía de los libros impresos y las enciclopedias en las bibliotecas. Hoy todo se ve y se consulta en los medios digitales y en cuestión de segundos se obtiene información reciente y antecedentes de personas, grupos y sociedades. Sentimos que el universo se mueve más rápido y que ahora estamos expuestos a la mirada, a la crítica, a la maledicencia, a la violencia y a la delincuencia. Se han ido acabando los “Castillos de la Pureza”, las sociedades ocultas, los secretos mejor guardados y hasta las fortunas escondidas en lugares insospechados.

Los medios de comunicación tuvieron que migrar al sistema digital y competir con las redes sociales en el espectro informativo, para ir descubriendo o revelando la magnitud de los avances y problemas del mundo, en una constante evaluación, que permite saber de las carencias y desigualdades en cada región y nación del planeta. Ahora, se sabe de las batallas ganadas y perdidas, por las numerosas minorías que cohabitan en este convulsionado orbe, el único que tenemos hasta ahora los terrícolas.

La migración voluntaria o forzada, a lo largo del tiempo, ha dado un rostro diferente a los principales centros urbanos de los cinco continentes. Las grandes ciudades, desde el siglo pasado, son espacios cosmopolitas, en donde convergen distintas razas, lenguas, religiones y culturas. Un claro ejemplo pueden ser: Nueva York, París, Londres o la Ciudad de México. En esas urbes, como en muchos Países, siempre ha estado visible la lucha de las minorías, para obtener derechos y espacios en la sociedad.

En un mundo cada vez más incluyente, por la presión y activismo de las minorías, tampoco faltan las expresiones de intolerancia de comunidades fanáticas o radicales, hacia esos grupos, cuyo pecado es ser diferentes y no estar dispuestos a alinearse como antaño, a las normas y modelos de los demás conglomerados humanos que suelen ser mayoría. Ocurre en Estados Unidos con los afroamericanos y los hispanos que son primeras minorías en aquel País vecino del norte.

En México sucede lo mismo con los grupos indígenas, también llamados pueblos originarios, históricamente excluidos del desarrollo nacional y en pleno siglo XIX, todavía víctimas de crueles manifestaciones de discriminación y racismo, por grupos sociales, que ingenuamente siguen pensando o sosteniendo la superioridad de algunas razas e ignorando la realidad del mestizaje impuesto que se vivió o el consentido que se vive en nuestros días.

En la historia del desarrollo de cualquier actividad, están presentes la participación y aportación de algún grupo étnico o social que representa a una minoría. En un repaso del escenario musical  predominante en los años setentas y ochentas del siglo XX, en Estados Unidos y el mundo, como consecuencia de la fiebre por la música disco y demás ritmos vinculados, encontramos, que la mayor parte de cantantes y agrupaciones son afroamericanos. Por solo mencionar algunos de enorme éxito y fama, el mismo Rey del Pop, Michael Jackson, Tina Turner, Donna Summer, Gloria Gaynor, Whitney Houston, Stevie Wonder, Barry White, Tavares y una larga lista más. Entonces, resulta innegable la contribución de las minorías, en este caso en el arte. Pero esa misma minoría también ha destacado en el deporte a nivel mundial. Aun así, persisten en su contra actos racistas en esa nación.

En nuestro País, el paisaje no es diferente, con el mestizaje a cuestas desde la conquista y colonización, todavía no encontramos políticas públicas que den certeza y seguridad jurídica y social a los grupos indígenas, que han sobrevivido o se han preservado en el territorio nacional, a pesar de fallidos programas de integración y desarrollo. Tenemos ese pendiente, reivindicar la grandeza de esos pueblos, incorporándolos a la dinámica de crecimiento del País, con la obligación de aceptar y respetar los valores de su cultura ancestral. Hasta la próxima.

Marzo 31 de 2021

*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.