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Parques marinos

Por Maricarmen García Elías

Animalia

Los parques marinos y delfinarios nos remontan a nuestra infancia donde era habitual visitarlos o ir al circo como un plan de diversión familiar un fin de semana ignorando todo el maltrato que existe detrás de cualquier espectáculo que emplee animales, incluso personajes como las orcas keiko en el extinto Reino Aventura ahora Six Flags  en la Ciudad de México y Shamu en Estados Unidos fueron el atractivo para que la gente visitara estos parques marinos.

De acuerdo a Personas por el Trato Ético hacia los Animales (PETA),   cientos de mamíferos marinos incluyendo al original Shamu, han sido tomados de las aguas de los Estados Unidos y ubicados en acuarios y en parques temáticos. Aunque los parques y zoológicos estadounidenses no han capturado delfines en su naturaleza desde 1993, es aún legal para ellos hacerlo. Otros países continúan sacando delfines y ballenas de la naturaleza, particularmente del Caribe, donde las atracciones de nadar con delfines se han convertido en algo cada vez más popular.

La mayoría de personas que asisten a estos lugares ignoran que capturar a un solo delfín en la naturaleza afecta a todo el grupo. En la naturaleza, las hembras pasan todas sus vidas con sus madres y hermanas dentro del grupo familiar. Se comunican entre ellas a través de silbidos y lenguaje corporal. Los delfines nadan juntos en grupos familiares o en tribus de a cientos.

Para tomar en cuenta todo el calvario que sufren estos animales, conozcamos el siguiente dato antes de pensar en asistir a un lugar de estos cuando la pandemia pase; para obtener un delfín hembra en edad de reproducción, los traficantes de animales persiguen al grupo y lo llevan hacia aguas poco profundas donde los animales son rodeados con redes que se van cerrando gradualmente y son luego subidas a embarcaciones. Los delfines no deseados son devueltos al agua. Algunos mueren de shock o estrés, y otros ceden lentamente a la neumonía cuando el agua ingresa a sus pulmones a través de sus espiráculos. Las hembras preñadas a veces abortan espontáneamente a sus bebés. Los delfines que escapan a la captura se desesperan al ver a sus compañeros capturados y pueden morir al intentar salvarlos.

Por si fuera poco la evidencia incuestionable de la crueldad y de la inconveniencia de sacar animales de su hábitat natural y de sus comunidades, mantener a los delfines en cautiverio los condena a vivir como meras atracciones en los parques temáticos y en centros turísticos, donde son forzados a realizar trucos tontos por comida frente a una gran cantidad de gente gritona. Son obligados a nadar con turistas, a menudo alimentados por ellos y acariciados por buscadores de curiosidades. Sin embargo, la mayoría de las veces son obligados a nadar en círculos sin fin en tanques de concreto demasiado pequeños.

Importante saber que las orcas y otros delfines navegan por ecolocalización, pero en los tanques, las reverberaciones de su propio sónar rebota contra las paredes, volviéndolos locos. El mundialmente renombrado oceanógrafo Jean-Michel Cousteau comparó la manutención de orcas en tanques con una persona con una venda en los ojos en una celda en prisión.

Un estudio de 2010 efectuado por la profesora Lori Marino en la Universidad Emory en Atlanta usó resonancias magnéticas para hacer un esquema mental de los cerebros de los delfines y compararlos con los de los primates, y concluyó que los delfines ocupan el segundo lugar luego de los humanos en inteligencia. Al menos dos científicos recomiendan que a los delfines se les de el mismo status que a los humanos. Otros estudios revelaron que los delfines tienen distintas personalidades, pueden pensar sobre el futuro y tienen un fuerte sentido de sí mismos y que nuevos comportamientos son transmitidos de un delfín a otro.

La gente en todo el mundo está reconociendo que los delfines, las orcas y otros cetáceos no deben permanecer en cautiverio. Boicots de consumidores han obligado a que todas las exhibiciones de mamíferos marinos cierren en Inglaterra. Israel y Australia prohíben la importación de delfines para entretenimiento. Los planes de construcción de un tanque para delfines en un centro marino de Virginia en Estados Unidos fueron abandonados luego de una amplia protesta pública. Cada vez son más las personas alrededor del mundo que no visitan parques ni zoológicos que mantengan mamíferos marinos en cautiverio y que alientan a los acuarios locales a crear más espacio para rehabilitación (y puesta en libertad) de fauna, rechazando la crianza de más animales.