Abriendo Brecha
Todo parece indicar que estamos viendo la luz en el fondo del túnel con relación a la temible pandemia del coronavirus surgida en Wuhan, China a fines de 2019 y recrudecida en marzo prácticamente a nivel mundial. Desde entonces, la pesadilla aún continúa y las muertes y los contagios no cesan en casi ninguna parte del mundo.
Los gobiernos de diversas regiones del mundo no han adoptado medidas coercitivas, salvo algunas órdenes de confinamiento en Gran Bretaña y toques de queda en Francia. Todo ello, incluso, no ha sido motivo definitivo para frenar los contagios.
Se podría afirmar que en el orbe la gente no es disciplinada y ordenada, a excepción de países orientales en donde se ha podido contener un poco más el virus, principalmente en el ejemplo emblemático de China que ha sido capaz de doblegar a un enemigo invisible y poderoso.
Con la llegada afortunada de las vacunas, que ha sido toda una hazaña de los científicos en el mundo por obtener la fórmula en un tiempo más o menos reducido, tal vez estamos ante el principio del fin.
Paradójicamente ahora es cuando se está viviendo la parte más abrupta y difícil, porque en la medida en que se supone ha llegado el remedio, los contagios se han incrementado de manera abismal. Los números de enfermos siguen creciendo y los decesos no han sido todavía abatidos.
México es uno de los países más afectados por la pandemia, con sus casi 130 mil fallecimientos. Los contagios se encuentran en más de un millón 300 mil y es factible que sigan las estadísticas de fallecimiento. Los médicos ya no pueden con el compromiso de tanto enfermo, a la par que sus fuerzas ya están exhaustas y abatidas.
El estado de Veracruz es uno de los más afectados. La cantidad de decesos rondan por los 6 mil, cifra que es superior a países como Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Uruguay, Ecuador, entre otros. Esta cifra tiene mucho que ver con el comportamiento de la gente. Sólo en el puerto de Veracruz hay que salir a la calle para observar que hay muchas personas que no traen el cubrebocas. Y, lo que es peor, en el centro de la ciudad se ha permitido que haya bailes y festejos, con lo que no se respeta la sana distancia y es evidente que por ahí han surgido un mayor número de contagios.
De igual manera sucede en la playa, donde las personas sin ningún rubor están muy próximas y sin ninguna protección. Todo estos son malos ejemplos que evidencian el por qué no cesan las estadísticas sobre personas infectadas y después fallecidas.
Ya los hospitales, no sólo en Veracruz, sino en la república mexicana son insuficientes para atender a una demanda cada vez mayor y cuyos servicios sanitarios han sido rebasados totalmente.
LAS VACUNAS
México es el primer país en América Latina que ha accedido a las vacunas contra el virus, consecuencia de una gestión que realizó el canciller Marcelo Ebrard. A la fecha, antes del Día de Reyes, cerca de 30 mil médicos han sido inmunizados con la vacuna de Bio-NTech y ya han llegado lotes de la vacuna de Aztra Zéneca, con lo que crecerá el número de médicos, enfermeras, camilleros y personal en general que recibirán el biológico. Este personal heroíco ha estado en el primer frente de batalla en contra del coronavirus.
Se estima que a fines de enero inicien las vacunaciones de las personas de la tercera edad, siendo un objetivo prioritario que haya miles de brigadas médicas que se adentrarán hasta las zonas más remotas del país para llegar a las personas más desprotegidas y marginadas.
Conforme sea mayor el número de inmunizados, definitivamente irán disminuyendo los contagios y se empezará a abatir el número de decesos que hoy por hoy, todavía son superiores a las 600 personas diariamente.
Desde luego hay seres humanos que no se vacunarán porque estiman que podrían ser objeto de una sustancia que los debilitaría en el futuro o, simplemente, serían parte de una generación que estarían sujetos a los controles de alguien que desde alguna región, los usarían como conejillos de indias.
Son las teorías conspirativas que nunca faltan y siempre se hacen presente en este tipo de escenarios. Por la red circulan teorías como la de Henry Kissinger, el poderoso secretario de política exterior de Nixon, quien afirmaba que era necesario disminuir el número de humanos ante una población que ha sobrepasado los límites de sobrevivencia.
Más recientemente, la gerente del FMI, Christine Lagarde, hablaba sobre la necesidad de que hubiese un menor número de personas mayores porque estaban siendo un factor en contra del sostenimiento de las pensiones y programas comunitarios de seguridad social.
Y hasta la próxima.