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Sociedad enferma.

Por Luis Humberto Muñoz Vazquez

Panoramas de Reflexión

 

En algunas ocasiones pienso que la gente con la que platico ya no es la misma. Convivo con ellos pero parece que no existiéramos, están aquí pero no lo están, ya se fueron.Pasan de largo a menos que necesiten es que buscan. Así son ahora las nuevas reglas de convivencia, al menos en las que estoy inmerso. Tal vez sea un viejo gruñón, un parapléjico al que hay que ignorar porque no es útil ya, quizá no tengo para ellos nada que aportar. No se alarmen, si es que lo hacen, no estoy deprimido pero si afligido, muy afligido, porque si los valores y el sentido común estaban ya en decadencia, imagínense ahora que ya ni la mano debemos estrecharnos.

 

La gente no es la misa ya. ¿La pandemia los cambió? ¡No! La palabrita de moda es sólo un pretexto más para muchas cosas, para mucha gente, para muchos servicios, para muchas instituciones, que han dejado de realizar y de atender muchos de sus deberes, muchas de sus obligaciones, pretextando la salud. No me refiero con esto a que no debamos cuidarnos, sino a trabajar con responsabilidad tomando las medidas preventivas que todos conocemos. Si hubiéramos hecho esto desde el principio, las cosas tal vez fueran distintas. La educación, algo tan escaso actualmente, jugará un papel determinante y muy importante en estos tiempos y es donde vamos a encontrar la diferencia, al darnos cuenta que la gente hace caso omiso de las indicaciones expresadas y de las precauciones necesarias que deben tomar;al darnos cuenta que los decesos empiezan a ser nuestros decesos es que entonces intentaremos dar marcha atrás. Indudablemente la vida tiene que seguir, la economía no puede detenerse; hemos aprendido muchas cosas, hemos valorado tantas otras, pero nos hemos olvidado de la bondad, la atención, la humildad, la nobleza, la amabilidad, la cortesía, el respeto.La sociedad en general, la gran masa que conforma la clase trabajadora, y su familia, la mayoría se hunde en la ignorancia que produce el estancamiento de no querer hacer nada, de no realizar labores productivas, que no sea tener el celular en la mano viendo y compartiendo memes y vídeos chuscos. Critican sin razón ni conocimiento de las causas que las producen, situaciones diversas que la prensa publica en redes sociales; externan opiniones intransigentesatestadas de ignorancia y resentimiento social, de intolerancia cultural y discriminación y segregación, desde un punto de vista étnico, cultural o social. Lo anterior sólo refleja en ellos su nula educación y preparación académica, moral e intelectual, situación que es verdaderamente alarmante. ¿Y sus padres o el gobierno en materia de educación?, bien, gracias. Al sistema político mexicano o al gobierno que es lo mismo, le importa un soberano bledo invertir en un sistema educativo adecuado y coherente con las necesidades reales de la población, que promueva la cultura y la educación de calidad. Tampoco fomenta y alienta la inversión local y extranjera. Lo calla, no lo expresa aunque conoce perfectamente la realidad. Así seguimos viviendo ahora, sumergidos en una sociedad fría, indiferente, impasible, intolerante, insensible, luchando por salir adelante, buscando el pan de cada día. Una sociedad muchas veces soberbia, altanera, arrogante y altiva, ajena a los valores y al sentido común que antaño dieron atractivos frutos, resultados extraordinarios, plasmados en hombres y mujeres que todavía deambulan por las calles de cada pueblo mezquino, arrogante e hipócrita, acostumbrado a vivir una vida de doble moral. Son las desconsoladoras expectativas que estamos siguiendo. ¡Qué pena!

 

Este es un lamento de un viejo amargado que viene padeciendo, viviendo, desde hace un buen tiempo ya, los estragos que deja una sociedad decadente, indiferente. Cierto, habemos muchos preocupados por esta condición que adolece la nación entera, mucha gente que como yo, lo externa de mil maneras pero desafortunadamente la información no llega donde debiera, ¿saben por qué? Porque quienes debieran aplicarlo, saberlo, no lo hacen, no les importa, no leen nada serio, no les interesa cambiar y más se ensoberbecen y minimizan lo expuesto si de mera serendipia lo leen. Somos una sociedad enferma. ¿No lo cree usted así amigo lector? Piénselo un poco. Que tenga un buen día.

 

Luis Humberto.

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