Barloventeando
Cuidado con la herbolaria, Neem y Moringa maravillosos
Tengo algunos años, muchos y no sé cuántos, estudiando y revisando documentos relacionados con las propiedades de las plantas, heredé el hábito de mi madre, ella nos curaba de toda clase de padecimientos dándonos a comer, tomar, untarnos o hasta inyectarnos soluciones o compuestos por ella elaborados, era ranchera de San Rafael, provenía familiarmente de mi abuela Francesa y mi abuelo Alemán, como la mayoría de los habitantes del hoy municipio de San Rafael, tenían en el patio de la casa o en su parcela, muchas plantas, comestibles unas y medicinales otras, el huerto familiar era una maravilla, pues además de las verduras y frutales, tenía un jardín con plantas medicinales que intercambiaba con otros vecinos, había de todo, para todos.
Soy Marino Mercante profesional, egresado de la Escuela Náutica, a mi padre lo asesinaron en el rancho y mi madre, temerosa de que corriéramos con la suerte de mi padre, nos alejó, trató de apartarnos del campo, saliendo de la primaria, me llevó a estudiar a la Náutica, no reclamo, como Marino me fue muy bien, las Naciones Unidas vía OMI me otorgaron en el año de 2005 el Premio Marítimo Internacional, único marino en ese tiempo, en recibir tal galardón, mismo que me fue entregado en una gran ceremonia en Londres con la presencia de más de 150 representantes de naciones con vínculo al mar, por lo anterior soy marino de pura cepa, pero mis amigos me llaman “El Ranchero” siempre he estado conectado con el campo, vivo de mi labor agrícola forestal y por disposición de una empresa he generado la producción de varios millones de árboles, tengo en mi jardín plantas diversas.
Ya me fui largo hablando en primera persona, pido mil disculpas, pero el asunto que me impulso a referirme a mi actividad con el reino vegetal, es porque hoy cometí una pendejada, preparé una crema de elote y le trate de añadir unas hojas de un árbol de agradable sabor y propiedades alimenticias y curativas reforzadoras del sistema inmunológico, LA MORINGA, tengo varios árboles y los he sembrado por muchos lugares, para quitarme la molestia, hago ingeniería con las hojas, las deshidrato y almaceno en frascos para su uso cuando se me antoja, acción tecnológica semejante realizo con otras plantas, deshidrato las hojas y las almaceno, meritorio trabajo que buen resultado ha dado.
Estando en la cocina, tome uno de los frascos del polvo que agregaría a la crema de elote, según yo el frasco etiquetado era Moringa, terminada la crema la probé y ¡SORPRESA! estaba incomible por un intenso amargo, revise la etiqueta y con claridad decía Polvo de NEEM, ni modo, un pequeño apendejamiento, válido para que en otra ocasión revise con cuidado la leyenda que pongo a todas mis brujerías, algún día pondré por error o apendejamiento, un tóxico o veneno en ligar del compuesto que pretendo usar.
Ni modo, la sopa de elote la envasé en un tarro con la leyenda: “Tómese una cucharada después de la comida, digestivo y antiflatulento a base de neem”. Aclaración pertinente, el NEEM es una planta maravilla de la herbolaria medicinal ayurvédica, sirve para aliviar muchos males, maravilla de uso muy común desde hace más de 4000 años. Sabe mi sopa a madres de elote y NEEM, pero me curará de muchos males. ¡AGUAS!
Mayo 9 del 2020 [email protected] Luis Martínez Wolf
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