Columnistas

8 y 9 de marzo 2025, dos Méxicos

Por: Martín Quitano Martínez

Entre Columnas

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X: @mquim1962

Nada más hipócrita que la eliminación de la hipocresía.

Friedrich Nietzsche

El “patriótico” evento en “defensa de la soberanía” que terminó en festival para el recreo de los egos de quienes son la representación del pueblo, al viejo estilo de movilización de acarreados tan largamente denostado, el lugar común de las viejas prácticas, el vacío de sustancia transformadora, la continuidad de regodearse en la pasarela de los vítores de los que son diferentes.

En este México de los contrastes, justo en el mismo lugar donde el domingo 9 de marzo se festejó a una sonriente presidenta sorda y muda, el día previo, el internacional día de las mujeres 8 de marzo, el mismo Zócalo se pertrechó de vallas que la encerraron, la ocultaron, a ella como mujer, de miles y miles de mujeres que dudan o niegan su lema de “llegamos todas”, porque no hablan con ellas, no las ven ni las oyen, porque nadie trabaja para terminar su miedo a la inseguridad, porque no hay cambios a pesar de que ahora gobierna una mujer.

Pero eso se reclamó el sábado 8, solo ese día, porque el domingo no fue de reclamos sino de aleluyas, de dicha y bienaventuranza. En este país esquizofrénico un día lloramos de rabia y al otro lloramos de dicha, agradeciendo la verdadera y única representación de la unidad nacional y del pueblo de las lisonjas de los incondicionales que fueron llevados a la gran fiesta con las formas de un pasado más que presente.

El 9 de marzo nos deja en claro que todo marcha sobre ruedas, porque se le hace frente al enemigo externo de tal forma que se logran “acuerdos” como un país soberano, que hace su tarea comedidamente para demostrarle a quien nos injuria que somos capaces de hacer lo que se nos indica, muy soberanamente, no porque les tengamos miedo a sus aranceles o a sus amenazas.

Plantarle cara al crimen organizado por indicaciones del rijoso vecino y no como una verdadera y soberana línea de gobierno para salvaguardar las vidas y patrimonios de los que dicen personificar es una idea de sus opositores. No puede dudarse de su “compromiso social”, porque quienes lo hagan son traidores a la patria. Movilizar a las fuerzas armadas para controlar la llegada de migrantes a los Estados Unidos no es una condición impuesta para impedir la amenaza de aranceles, sino parte de nuestra  política humanista para que los migrantes regresen a sus países y punto; aceptar en los hechos ser tercer país no es imposición, sino otra muestra del humanismo transformador con el que hoy se gobierna.

Las cosas están bien. Tenemos presidenta con A y con ello se ha roto el techo de cristal, porque ella lo dice, punto. Fijarse en las minucias de los desacuerdos y reclamos ante la violencia que no cesa contra las mujeres es no entender los tiempos de la transformación. Exigir que quienes gobiernan eviten las narrativas autocomplacientes del “tiempo de mujeres” que desde los oficialismos se empeñan en vender y se muestren a contramano, con hechos, el dolor y los horrores de la violencia, es refutado con los otros datos que permanecen con su soberbia desmedida en medio de abandonos que se manifiestan en las calles, frente a ejercicios públicos lejanos, ineficientes, de recortes presupuestales que en los hechos reproducen un esquema machista y patriarcal.

El 8 y el 9 de marzo de este 2025, dos momentos en el país con movilizaciones profundamente distintas que reflejan la condición de pendientes y abandonos que son ignorados por un poder omiso, desde su creencia de poseer la verdad absoluta y de representar y encarnar al pueblo que, sin duda el tiempo lo mostrará, es mucho, pero mucho más que ellos.

DE LA BITÁCORA DE LA TÍA QUETA

Los campos de exterminio en México muestran la tragedia y los horrores que ensombrecen nuestras vidas.