Fueron innumerables las visitas de López Obrador presidente a la entidad veracruzana, incluso su primera gira con ese carácter la realizó a la capital veracruzana el 2 de diciembre de 2018, fueron signos alentadores de buenas nuevas para los veracruzanos, se supuso, en materia de salud con mejoría sustantiva, gozaríamos de una infraestructura carretera de primer nivel, el campo florecería, la industria azucarera tomaría mayor impulso, la inseguridad pública disminuiría sensiblemente, la pesca, la ganadería, el turismo adquirirían un importante rango para el desarrollo económico de este gran estado. Pero pasaron los años y nada se concretó, por el contrario aumentaron los homicidios, la extorsión ya es parte del costumbrismo social y económico de Veracruz, el Festival Tajín perdió impulso, nuestras carreteras están entre las peores del país, la atención en salud ha desmerecido con mucho acento, e incluso el hospital de Nautla inaugurado por la presidenta Sheinbaum carece de lo necesario para funcionar y atender a la población, sufre del síndrome generalizado de nuestro sistema de salud porque por de día es hospital, por la tarde es Centro de Salud y por las noches solo dispensario médico, esta escala, conste, ha sido confeccionada por el personal médico del ahora flamante IMSS-Bienestar. De los seis cárteles de la delincuencia organizada que el gobierno de Cuitláhuac García reconoció que operaban en 2019 ninguno fue inquietado por las autoridades estatales, mucho menos por las municipales, en ese ramo todo ha empeorado y en algunos puntos de nuestra geografía la delincuencia impone sus reales y Veracruz está reconocido como el territorio con mayor número de fosas clandestinas de todo México.
A partir de este viernes hasta el domingo tenemos una nueva visita de la presidenta Claudia Sheinbaum, bienvenida. Aunque no encontrará en nuestra realidad cotidiana mucha diferencia respecto de sus primeras visitas. Es deber reconocerlo, la gobernadora Rocío Nahle está demostrando tener plena conciencia de las responsabilidades de su encargo, contrasta en eso con Cuitláhuac García, quien jamás tuvo conciencia de la grave responsabilidad bajo su encargo depositada por la ciudadanía veracruzana, solo actuó por inercia dejando un Veracruz en pésimas condiciones. Nada puede reclamarse, aún, a la gobernadora Rocío Nahle, pues inició su mandato hace apenas dos meses y medio y sin embargo ya tomó medidas importantes, arrebatarle a la delincuencia el manejo de las grúas no es poca cosa. Ella si tiene noción del servicio público, no exagera en la retórica y actúa sin aspavientos, ojalá haya muchos motivos para aplaudirla ponderando su trabajo. Ambas, presidenta Claudia Sheinbaum y gobernadora Rocío Nahle, recibieron un legado oneroso: inseguridad pública al tope, corrupción incontrolable, sistema de salud deteriorado y sin recursos, una economía que no despega porque, y como dijo Slim “crecer al 1 por ciento es no crecer”. Además, a la presidenta Sheinbaum le toca lidiar con Trump y sus exigencias, a Rocío Nahle enfrentar un proceso electoral municipal cuyo desenlace dejará múltiples señales para los grupos políticos al interior de MORENA, pero también con un sector salud desvencijado, porque salvo el Rafael Lucio, el CECAN y el Regional de Veracruz los demás nosocomios, incluido el Hospital Civil de Xalapa, manifiestan condiciones bastante deplorables. Antaño una visita presidencial siempre fue buena señal, AMLO visitó Veracruz muchas veces, pero según los datos reales nada para el festejo, sino todo lo contrario, ojalá la visita de Claudia Sheinbaum reactive la esperanza de buenas nuevas.
