Columnistas

Veracruz, en el umbral de un nuevo ciclo

Por Alfredo Bielma Villanueva

CAMALEÓN

Este día Cuitláhuac García comparece ante el Congreso local con una legislatura compuesta por enorme mayoría de diputados de su partido más los de partidos afines, el Verde y el Pt y muy pocos de la oposición, a quienes se presenta oportunidad de cuestionarlo porque materia para hacerlo la hay en abundancia, y porque nada tienen que perder pues casi siempre protestar desde la oposición es cómodo, rentable y viste políticamente, pero como se presentan las circunstancias nada extraordinario sería la aparición del fuego amigo. Ya en el penúltimo día de su mandato, sin el boato que presta el poder, con el enorme peso de haberle fallado a los veracruzanos y puesto en grave predicamento la consigna de no robarás, no mentirás y no traicionarás, virtudes de que tanto se presume en su partido, Cuitláhuac García habrá de requerir el calor de sus más allegados para no evidenciar aún más su desangelada circunstancia, muy difícil se percibe su entorno de ciudadano. Duarte de Ochoa sufrió el frío trato presidencial antes de emprender la huida, había motivos para hacerlo y pruebas contundentes de su voracidad patrimonialista, a Cuitláhuac no se le endilgan esas mañas, pero no existen elementos para explicar o justificar su pésimo desempeño como servidor público, y por esa condición se le reclama. Es el gobernador número 84 que ha tenido Veracruz, a su llegada creó mucha expectativa, pero se va con pírricos resultados; ya en la soledad generada por la pérdida del poder quizás haga espacio para reflexionar sobre la oportunidad que el destino le deparó y puso en bandeja, pero que no pudo, o no supo ni quiso aprovechar para bien de un estado sediento de paz, justicia, crecimiento y desarrollo económico y social. La presidenta Sheinbaum saldrá al rescate, pero este es un episodio más del cuento sobre la oportunidad perdida en la vanidad de vanidades.