Veracruz

Más de cien mil peregrinos visitan tumba de San Rafael Guízar en Xalapa

Movidos por la fe, el cariño y agradecimiento, llegan cientos de peregrinos a la catedral metropolitana para estar presentes en misa y acudir a la tumba del Santo Rafael Guízar y Valencia, primer obispo mexicano canonizado.

Procedentes de municipios cercanos a la capital del estado como Coatepec, Ixhuatlán del Café, Cosautlán de Carbajal, Ayahualulco, Altotonga, Perote, Xico, Teocelo, Cosautlán, Las Vigas, Naolinco, Emiliano Zapata, Actopan, Paso de Ovejas, Rafael Lucio, y Banderilla entre otros, los peregrinos llegan en familia, otros se acompañan con amigos, amigas.

La mayoría de los visitantes llegan hasta la tumba de Rafael Guizar y Valencia, ahí se detienen, hacen una oración, y con fe encomienda a sus seres queridos para que los sane de algún mal en su salud.

Aunque en Xalapa se han registrado lluvias y por las noches disminuye la temperatura a 16 grados, esto no ha sido impedimento para que llegaran peregrinos a cantar las mañanitas a la media noche del miércoles 23; otros más arribaron a la misa de 08:30 de la mañana que ofreció el Arzobispo de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong.

Durante la mañana y tarde del jueves han llegado hombres a bordo de motocicletas que traen flores al Santo Rafael Guízar, y otras familias acuden a las misas que se celebran en la catedral metropolitana ubicada en el centro de la ciudad, frente a palacio de gobierno.

MÁS DE 100 MIL PEREGRINOS LLEGARON ANTE RAFAEL GUIZAR

Por su parte, el director del Museo de San Rafael Guizar y presbítero Rafael González Hernández informó que los días 23 y 24 de octubre llegaron más de 100 mil devotos a la Catedral Metropolitana de Xalapa.

Dijo que en años pasados han recibido a católicos provenientes de Cuba, Guatemala, Estados Unidos y de otros países de Europa con una gran devoción hacia Rafael Guizar y Valencia.

Reconoció que la mayoría de los visitantes a la tumba de Rafael Guizar provienen de municipios cercanos a Xalapa, pese a que llueve los devotos arriban con amor y fe.

De acuerdo la información proporcionada por la iglesia católica, el domingo 15 de octubre de 2006 en la Ciudad del Vaticano fue canonizado por el papa Benedicto XVI el beato Rafael Guízar y Valencia, quien ha sido el primer obispo mexicano en ser declarado santo

ABARROTAN ESCALINATAS DE LA CATEDRAL

Las escalinatas de la catedral metropolitana lucieron repletas de vendedores y vendedoras que instalaron sus puestos con llaveros, veladoras, rosarios, cadenas y medallas con la imagen de Rafael Guizar y Valencia.

Los vendedores de artículos religiosos provenientes de Puebla y la Ciudad de México lamentaron que el temporal lluvioso y el descenso en la temperatura perjudica su bienestar, sin embargo es parte de su labor y se quedaron toda la noche del miércoles 23 y el día jueves 24 de octubre para ofrecer los productos.

“Esperamos que la gente siga llegando a las misas; anoche hubo mañanitas y si vino mucha gente. Cada año venimos y conocemos cómo esta el negocio, por eso podemos decir que si han venido a visitar al Santo” dijeron.

Ante las lluvias que caen en el centro de la ciudad, los vendedores enseguida protegen con plásticos su mercancía, abren las sombrillas y trataron de no mojarse, pero fue es casi imposible porque los goterones rebotan en el pavimento de las escalinatas.

Los vendores agradecieron a las autoridades de la Arquidiócesis de Xalapa que no cobran cuotas por instalar los negocios en la catedral ubicada en la calle Enríquez esquina con Revolución de la colonia Centro de esta ciudad.

“Si no, se imagina estar pagando pasajes, comidas y todavía derecho de piso, no nos daría el negocio. Lo que vendemos son cosas sencillas, llaveros, cadenitas de fantasía, figuras del Santo Rafael Guizar, pero figuras sencillas de plástico, no son lujosas, tenemos estampitas de a 10 pesos, nada caro” detallaron.

¿QUIÉN ES EL SANTO RAFAEL GUIZAR Y VALENCIA?

Rafael Guízar Valencia nació en Cotija, estado de Michoacán y diócesis de Zamora, MéXico, el 26 de abril de 1878.

Sus padres, Prudencio y Natividad, fervientes cristianos, dieron a sus 11 hijos una esmerada educación religiosa.

Hacia el sacerdocio. Su primer apostolado

Huérfano de madre a los nueve años, Rafael hizo sus primeros estudios en la escuela parroquial y en un colegio regentado por los padres jesuitas. Maduró durante esos años su vocación al sacerdocio y decidió seguir la llamada de Dios. En 1891 ingresó en el seminario menor de Cotija y en 1896 pasó al seminario mayor de Zamora. El primero de junio de 1901, a la edad de 23 años, fue ordenado sacerdote.

En los primeros años de ministerio sacerdotal, se dedicó con gran celo a dar misiones en la ciudad de Zamora y por diferentes regiones de Méjico. Nombrado en 1905 misionero apostólico y director espiritual del seminario de Zamora, trabajó incansablemente para formar a los alumnos en el amor de la Eucaristía y la devoción tierna y filial a la Virgen.

Perseguido por la fe

En 1911, para contrarrestar la campaña persecutoria contra la Iglesia, fundó en la ciudad de Méjico un periódico religioso, que fue pronto cerrado por los revolucionarios. Perseguido a muerte, vivió durante varios años sin domicilio fijo, pasando toda especie de privaciones y peligros. Para poder ejercer su ministerio, se disfrazaba de vendedor de baratijas, de músico, de médico homeópata. Podía así acercarse a los enfermos, consolarlos, administrarles los sacramentos y asistir a los moribundos.

Misionero incansable

Acosado por los enemigos, no pudiendo permanecer más tiempo en Méjico por el inminente peligro de ser capturado, pasó a finales del 1915 al sur de los Estado Unidos y al año siguiente a Guatemala donde dio un gran número de misiones. Su fama de misionero llegó a Cuba, donde fue invitado para predicar misiones populares. Su apostolado en esa isla fue fecundo, y ejemplar fue también su caridad con las víctimas de una peste que diezmó en 1919 a los cubanos.

Obispo de Veracruz

El primero de agosto de 1919, mientras realizaba en Cuba su apostolado misionero, fue preconizado obispo de Veracruz. Consagrado en la catedral de La Habana el 30 de noviembre de 1919, tomó posesión de su diócesis el 9 del año siguiente. Los dos primeros años los dedicó a visitar personalmente el vasto territorio de la diócesis, convirtiendo sus visitas en verdaderas misiones y en obra de asistencia a los damnificados de un terrible terremoto que había provocado destrucción y muerte entre la pobre gente de Veracruz: predicaba en las parroquias, enseñaba la doctrina, legitimaba uniones, pasaba horas en el confesionario, ayudaba a los que habían sido víctimas del terremoto.

Su misión episcopal. Nuevas persecuciones

Una de sus principales preocupaciones era la formación de los sacerdotes. En 1921 logró rescatar y renovar el viejo seminario de Jalapa, que había sido confiscado en 1914, pero el gobierno le incautó otra vez el edificio apenas renovado. El obispo trasladó entonces la institución a la ciudad de Méjico, donde funcionó clandestinamente durante 15 años. Fue el único seminario que estuvo abierto durante esos años de persecución, llegando a tener 300 seminaristas.

De los dieciocho años que regentó la diócesis, nueve los pasó en el exilio o huyendo porque lo buscaban para matarlo. Dio sin embargo muestras de gran valor llegando a presentarse personalmente a uno de sus perseguidores y a ofrecerse como víctima personal a cambio de la libertad de culto.

En diciembre de 1937, mientras predicaba una misión en Córdoba, sufrió un ataque cardíaco que lo postró para siempre en cama. Desde el lecho del dolor dirigía la diócesis y especialmente su seminario, mientras preparaba su alma al encuentro con el Señor, celebrando todos los días la santa misa.

Murió el 6 de junio de 1938 en la ciudad de Méjico. Al día siguiente fueron trasladados sus restos mortales a Jalapa.
El cortejo fúnebre fue un verdadero triunfo: todos querían ver por última vez al “Santo Obispo Guízar”.

Fue beatificado por Su Santidad Juan Pablo II el 29 de enero de 1995 en la Basílica de San Pedro en El Vaticano Italia.

El pasado 28 de abril de 2006 el Santo Padre Benedicto XVI ordenó que se promulgara el Decreto “super miraculo” para proceder a la canonización.

Rafael Guizar y Valencia es el primer obispo de Latinoamérica canonizado.

Fue sepultado en la catedral de Xalapa, su sepulcro es meta de peregrinación de miles de peregrinos que piden su intercesión