Columnistas

Algo está podrido en Derecho

Por Omar Zúñiga

De Primera Mano

La convocatoria y los errores

¡Que vivan los héroes que nos dieron patria y libertad!

¡Que viva México!

Las protestas de los jóvenes estudiantes universitarios, particularmente de la Facultad de Derecho son ejemplo de lo que debe ocurrir cuando las instituciones fallan.

Sin embargo, cuando las autoridades educativas no respaldan a sus alumnos, “algo está podrido en Dinamarca”.

El ejemplo lo da nuevamente Araceli Reyes López, directora de esa escuela, quien además de no respaldar a sus alumnos –que le exigieron su apoyo en diferentes maneras- publicó un “comunicado” donde lo que parece hacer es burlarse de ellos y a la letra dice:

“La función sustantiva de la Facultad es la enseñanza jurídica dirigida a un gran número de estudiantes, mismos que cuentan con criterios y juicios propios emanados de su trayectoria educativa y del entorno social en donde interactúan, lo que les permite ejercer su derecho a la libertad de manifestación y expresión de ideas, mismo que no puede ser coartado por ninguna autoridad ni institución pública”.

“En ese sentido, como autoridad de una dependencia académica de la UV consideramos que son respetables cualquier criterio u opinión de las múltiples expresiones e intereses de nuestra comunidad estudiantil, incluyendo las creencias religiosas, orientaciones políticas y cualquiera otra que forme parte del derecho al libre desarrollo de la personalidad. La educación se imparte para todos, por lo que nuestro claustro académico no debe tomar partido ni descalificar las expresiones que dentro y fuera del plantel son manifestadas porque entonces estaríamos haciendo nugatorios derechos esenciales que se deben garantizar en toda sociedad democrática”.

“Las y los docentes estamos llamados a ejercer un apostolado en la educación superior pública, brindando permanentemente espacios de reflexión de los grandes temas de interés para la sociedad dentro y fuera de nuestra comunidad académica, con incidencia en los ámbitos local, regional nacional e incluso internacional”.

Firmado por Araceli Reyes López en su calidad de directora de la Facultad de Derecho

No sé usted estimado lector, pero me parece una burla del tamaño del mundo, decirle a los chavos que salieron a las calles a manifestarse contra una Reforma Judicial aprobada a punta de madrazos, porque en su Facultad se les negó ese derecho, y ahora salga doña Ara con la puntada de decir “las y los docentes estamos llamados a ejercer un apostolado en la educación superior pública, brindando permanentemente espacios de reflexión de los grandes temas de interés para la sociedad (…)”.

Los jóvenes estudiantes deben sentir una patada en la entrepierna con este posicionamiento, pues además lo hizo con la impersonalidad y frialdad de un comunicado, sin atreverse a dar la cara.

Por si fuera poco, totalmente a destiempo, pues lo hizo apenas unas horas antes de que el país ardiera.

Con estas acciones, las acusaciones de los estudiantes sobre las filias partidistas de doña Reyes, cobran fuerza.

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Para documentar el optimismo… la Facultad de Derecho (la misma de la que hablamos arribita) publicó una convocatoria “para formar parte de Seminario de Estudios Judiciales”. ¡Bien!

Entre sus objetivos se encuentra desarrollar “proyectos como los (sic) son conferencias, talleres, mesas de discusión, clínicas, redacción de artículos académicos para su publicación, entre otros”.

Extraordinario…, sino fuera porque en el documento de poco más de 200 palabras, existen ¡27 errores ortográficos!

Realmente vergonzoso y hasta indignante, que la directora Araceli Reyes se atreva a publicar, (por acción o por omisión) esta convocatoria, como fue publicada.

Una institución de educación superior no se puede permitir, de ninguna manera, bajo ninguna circunstancia, que estas acciones puedan ver la luz a los ojos de todo el mundo.

A menos, claro, que se haya revisado, dado el Visto Bueno y pensaran que todo era correcto; o que diga –es deque la escuela es muy grande, y no puedo ver todo-.

Entonces, todo tendría sentido…

¡Qué barbaridad!

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