Columnistas

México necesita de todos, sin excepción alguna

Por: Pbro. Juan Beristain de los Santos

Recibir y dar una respuesta de fe al reino de Dios no es sólo una vivencia
teórica, sino un compromiso de vida con todas las personas y circunstancias de
la vida. La primera exigencia de la fe en Cristo es salir de uno mismo para
entrar en una nueva dinámica de vida. Se trata ante todo de buscar el reino de
Dios y su justicia divina para abrirnos al compromiso con las realidades de este
mundo, a la ayuda a los demás y a la solidaridad a los desfavorecidos. No
favorece a muchos vivir felices dando la espalda a la infelicidad de los demás,
sordos al sufrimiento de la gente que no tiene lo básico para vivir e indiferentes
ante las injusticias sociales, económicas, políticas y laborales. Favorece a
pocos vivir sin reconocer que vivimos en una sociedad mexicana y veracruzana
que tiene un destino común.
La actuación cristiana no es de inspiración evangélica cuando se vive fuera y al
margen de la realidad de pobreza, violencia e injusticia social que viven tantas
personas en México y Veracruz. La vida y la fuerza de Cristo y su Evangelio
demandan a todo cristiano volver la mirada al que más sufre para tenderle la
mano. La vida nueva de Cristo nos demanda realizar acciones muy concretas
por los demás, pero también tener presente las nuevas realidades de esta era
tecnológica en la que vivimos. La Doctrina Social de la Iglesia lo expresa con
toda claridad: “Los nuevos conocimientos técnicos y científicos deben ponerse
al servicio de las necesidades primarias del hombre, para que pueda
aumentarse gradualmente el patrimonio común de la humanidad.” (Compendio
de la Doctrina Social de la Iglesia, número 179). Se puede hacer mucho por el
colectivo social siempre y cuando se desee con gran sinceridad de corazón.
La persona no debe vivir replegada sobre sí misma, ajena a los problemas que
se viven hoy en día y lejana al compromiso con la problemática jurídicos,
políticos y sociales que piden la actuación y colaboración de todos. La persona
no debe ser sólo un espacio de egoísmo, indiferencia y falta de compromiso. La
sociedad del bienestar no debe atraparnos en las redes del consumismo
insensato y de la sed insaciable de bienestar sólo para unos cuantos. Hoy
debemos y podemos hacer algo por los demás si queremos que México tenga
un desarrollo integral sin excluir a nadie ni privilegiar a ninguno.
Pbro. Juan Beristain de los Santos
Director
Oficina Comunicación Social
Arquidiócesis de Xalapa