Columnistas

Los Cuates Garcimarrero, inolvidables

Por Gustavo CADENA MATHEY

Al Estilo Mathey

*Hoy a las 5 Magno en el ColVer, más libros

Gustavo CADENA MATHEY, Premio Nacional de Periodismo.

Buen día viernes 16 de agosto apreciado lector:

Qué alegría qué aún viva y sobreviva don Magno. Qué tristeza que su gemelo don Benjamín ya no lo acompañe en las andanzas. 

Simplemente se cambió de patio ya hace diez años. Todavía me tocó reír y reír con él en los pasillos del Poder Judicial del Estado. Era único, como uno era con Magno.

Empecé a conocer a “ambos dos” en el Diario de Xalapa, cuando ya tenía yo uso de razón reporteril y porque siempre, a mediados de octubre, bajo la luna hermosa escribían “La“ Calaveras” que daban fama al Diario de Xalapa de Don Rubén Pabello Acosta y a este reportero con la información sobre el bien recordado gobernador Agustín Acosta Lagunes.

Ya para entonces la generosidad y simpatía de los cuates irradiaba por toda la Xalapa de las Flores y por supuesto, Jalacingo donde también se dice que nacieron, al igual que de Naolinco don Rubén Pabello, que por esto un día me dio una “utiza”.

Recuerdo que ya por ahí por la Cabaña de Godos había un lugar donde alegraban la vida junto con el gran Nicanor Juanz, caricaturista leyenda de nuestra capital.

Bonitos recuerdos y sí, qué alegría que nos queda Magno, porque entre otras cosas hoy viernes 16, a las 17 horas, cinco de la tarde acudirá al auditorio “Aristóteles” de El Colegio de Veracruz para presentarnos «La risa de barro» y «Revelaciones de Judas Tomás», los dos de la autoría de Magno Garcimarrero.

Revelaciones de Judas Tomás

De acuerdo con lo que se puede anticipar, en internet circula la versión de que “como una concesión oficial del Todopoderoso, por conducto del Apóstol Judas Tomás, se ha revelado una novedosa historia de la propagación del cristianismo en el siglo I en el territorio americano, en especial en lo que hoy es México. Por tal razón, las figuras de sus fundadores, hombres blancos y barbudos, se imbrican con los dioses de la cultura prehispánica como Quetzalcoalt. Dice el autor: «estamos tan habituados a vivir engañados, que lo real se nos pierde como una aguja en el pajar de la incertidumbre y acaso por conveniencia nos empeñamos tozudamente en creer y defender las mentiras, en tanto tememos y dudamos de las verdades. Allá ustedes si no me creen»”.

En cuanto a La risa de barro, se explica que “este enjundioso y breve ensayo de prosa hechicera, provoca un divertimento reflexivo, ingenioso, elevado y, con frecuencia, de un sarcasmo inteligente e incisivo, que deja una sonrisa abierta a la interrogación, la que a veces puede desembocar en cuestionamientos perturbadores. Así lo advierte en este jocoso texto que, luego de la risotada, podemos darnos de narices con el dolor y la muerte. En muchas regiones de México, el vocablo auiltia, que significa reír, divertirse, también se manifiesta asociado a la muerte con ambivalente sentido: alegría y dolor. Un juego hilarante en el que la muerte puede presentarse como la «calaverita de azúcar y chocolate», tradicional golosina para los niños y niñas.  No los he leído pero seguramente lo haré. 

El evento del Colver, donde semanalmente se conjugan las ideas y el trabajo de mucha gente universitaria encabezados por su rector, el Dr. Mario Raúl Mijares Sánchez y en el que también sobresale la Subdirectora de Educación Continua y a Distancia Laura Elizabet Bello Reyes para proyectar grandes ingenios del pensamiento, es hoy a las cinco, seguramente habrá lleno total por el imán que resulta don Magno. No se le olvide, agéndelo temprano apreciado lector.

Ayer jueves por cierto estuvo movida la tarde; en el Congreso; un hombre maravilloso, siempre sorprendente, sensible, un gran ser humano Miguel Hernández Correa, que pese a la invidencia nunca se rinde y con la guía de “Beau” el peludo labrador negro supera cualquier problema, junto con otros importantes practicantes de este arte, recibió el reconocimiento del Congreso del estado como excelente orador. Por la noche, mini concierto de una grandiosa Orquesta Municipal de Xalapa, que ha impulsado para bien don Ricardo Ahued, el alcalde ya casi Secretario de Gobierno y la espléndida hora que nos regalaron a los asistentes solo nos dejó “picados”

Con música de Glen Miller y rock del bueno, que daban ganas de pararse a bailar a todos los que llenamos ese IMAC que construyó Rubén Pabello Rojas. Ya es tiempo que algún empresario establezca un buen  restaurante con esa música en Xalapa y no se arrepentirá.

En fin, no olvide cuidar el agua y las plantas y tener paz y armonía en casa.

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