Columnistas

La olimpiada y los clavados

Por Alfredo Bielma Villanueva

Estando Ciro, el rey persa, a tiro de piedra de los ejércitos griegos se extrañaba de la ausencia de beligerancia helénica, intrigado por esa conducta mandó espías para conocer las causas de ese inmovilismo; más asombrado se mostró por los informes recibidos: los griegos se encontraban celebrando las olimpiadas, una competencia deportiva con las cuales modelaban cuerpo y espíritu y nada había que perturbara aquel ejercicio colectivo de la gran nación griega, Atenas y el mundo helénico. Más sorprendido aún al enterarse de que los vencedores en la competencia recibían como premio una corona de olivo, y no como presumía premios en oro. Uno de los asesores de Ciro le sugirió la precaución sobre el hecho de combatir a un ejército que privilegiaba el cultivo del cuerpo y del espíritu con competencias deportivas en un periodo denominado de Paz o Tregua Olímpica. Historia y mitología al margen, desde sus orígenes y tras su continuación en la época moderna, de las olimpiadas han surgido héroes deportivos cuyo esfuerzo y destreza física los convierten en genuinos paradigmas y a la vez representan retos para ser superados, tal como hemos venido comprobando en el decurso de las olimpiadas modernas. “Los récords son para romperse”, dice prodigioso adagio, y tal es una de las metas en cada olimpiada, la superación del hombre por el hombre, no es solo por competir, sino participar para ganar, de allí el cuidadoso registro de los récords, muy significativos en tiempos de intensas amenazas y confrontaciones bélicas acompañadas con la amenazante oka de drogadicción que flagela a la humanidad.

La XXXIII olimpiada en París inició el 26 de julio y concluirá el 11 de agosto, después de su relumbrante y majestuosa inauguración hasta ahora todo se desarrolla con éxito, centralmente para las naciones que dominan el medallero, los Estados Unidos a la cabeza con 71 medallas, de las cuales 19 son de oro, esa supremacía se aquilata mejor con el segundo lugar, hasta ahora, China, que ha ganado 45 medallas, 19 son de oro. En lo que corresponde a nuestro país hasta hoy lunes ocupamos el lugar 44, empatados con Jamaica y Corea del Norte con 3 medallas, dos de plata y una de bronce cada país. Para México, el récord a vencer en esta olimpiada era superar, o mínimo igualar, las nueve medallas conseguidas en la olimpiada de México en 1968, pero a estas alturas esa meta va camino a la utopía. En el inicio de esta olimpiada la titular de la Conade, Ana Guevara, presumía de una Delegación deportiva mexicana bien preparada e hizo hincapié en que la meta era conseguir más de 9 medallas. Sin embargo, por el desempeño de nuestros atletas, la semana pasada ella expresó: “nuestro país ya »está cuatro medallas abajo», fue una declaración impropia porque nuestros deportistas están dejando el alma en cada competencia en un diferendo deportivo de elite, y lo hacen pese al menguado apoyo que han recibido precisamente de la Conade, como es el caso de nadadores y clavadistas quienes tuvieron que buscar apoyos fuera de esa organización deportiva que les regateó el recurso. Sin embargo, Ana Guevara se permite expresar: “Yo no tengo ningún empacho de lo que hago y mi equipo hace. Hemos hecho lo correcto, más de lo que se esperaba y hemos hecho mucho más con mucho menos. Los números hablan y los resultados nos respaldan. Ésta (Juegos Olímpicos) es la cereza del pastel, creo que va bastante bien y todavía queda esperanza (de medalla para México)”- Hasta ahora, deportivamente México bien, Ana Guevara en déficit.