Columnistas

Impunidad o complicidad del Mecanismo de Segob

Por Ángel Álvaro Peña

Otro clavo al féretro político de Enrique Irazoque, quien encabeza la junta de Gobierno del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, significó el atentado, impune desde luego, contra el periodista de la fuente policiaca César Guzmán, en Cancún, Quintana Roo, en su domicilio, afortunadamente no pasó a mayores pero se disparó a matar desde una motocicleta en movimiento.

Este atentado ocurre luego de que había entrevistado a un supuesto sicario que hizo una grave revelación contra las autoridades policiacas de esa ciudad.

César Guzmán es el segundo periodista atacado en México en las últimas horas, pues otro comunicador conocido como Güero Hans fue atacado en Caborca, Sonora, por su actividad de comunicador.

El reportero de Cancún es titular de la página noticiosa Código Rojo, donde relató que se encontraba al interior de su casa cuando escuchó una motocicleta e inmediatamente dos impactos de bala en las paredes de su casa.

Al escuchar seis disparos en total, contra su vivienda oprimió el botón de pánico con el que cuenta debido a que está inscrito al Mecanismo de Defensa de Periodistas, pero la ayuda llegó 20 minutos después, y no por parte de la instancia que debe protegerlo y que depende de la Secretaría de Gobernación, sino que acudieron en su auxilio, después de haberse comunicado al número para urgencias, 911.

El 17 de julio, César Guzmán había entrevistado a un sicario quien aseguró que la policía municipal de Cancún ofrece protección al Cártel Jalisco Nueva Generación, y en esta declaración se dieron nombres: David Flores, director de la policía con clave ‘Gavilán’ y José Antonio Aludía Salas, con clave ‘Ades’ a quien le dirían “chiquilín”.

Durante el mismo día el comunicador fue abordado a fin de que bajara de su medio electrónico el video de la entrevista, pero no lo hizo. A las 20 horas fue cuando se registraron los disparos.

El mecanismo no se hizo responsable del hecho de Cancún. Ni siquiera se sabe si hubo un registro de la alarma producida por el timbre de pánico, el cual entregan para que los periodistas en peligro dejen de insistir en tener la protección que el Mecanismo está obligado a otorgar, una vez que se comprobó debidamente la necesidad de este servicio, a causa de la verificada vulnerabilidad de los periodistas que lo solicitan como un derecho ganado por los comunicadores, no se trata de ninguna dádiva.

Sin embargo, las decisiones de la junta de Gobierno que manipula a su antojo Enrique Irazoque, deciden de acuerdo al ahorro del presupuesto y no toman en cuenta el peligro que corre el periodista, que debería ser su prioridad.

Para los integrantes de la Junta de Gobierno, el botón de pánico es una herramienta suficiente para proteger la integridad de los periodistas, cuando vemos claramente con este caso, que no es así. En realidad es un llavero inservible. La responsabilidad de los que trabajan desde hace muchos años en este Mecanismo termina a la hora en que ponderan la austeridad republicana del presupuesto asignado a la vida de quienes informan a la población.

Sólo la suerte ayudó a este periodista de Cancún a salvar su vida, ya que dispararon hacia el interior, sin saber en qué lugar se encontraba. De inmediato activó el botín de pánico que debería ser un escudo que protege su vida, pero nada ocurrió, decidió comunicarse al 911 y éstos fueron quienes acudieron a ver lo que sucedía. Del Mecanismo nada se supo hasta el momento.

Agazapados entre los grises escritorios de los integrantes de la Junta de Gobierno no quieren asomar la cabeza para que no los sustituyan el próximo sexenio y así se queden gozando de las canonjías que les permite trabajar en ese lugar, donde se cobra pero no se trabaja.

Las fechorías del Mecanismo han sido narradas en este espacio y son innumerables, desde el desconocimiento y desacato de órdenes judiciales para regresar la protección a quienes ellos, por capricho o venganza, la retiran a voluntad, hasta la intromisión en la vida privada de los comunicadores supuestamente protegidos por esta oficina burocrática que se convierte en cómplice de los homicidios y atentados contra las personas que debe proteger.

El caso del periodista César Guzmán no es el primero y seguramente no será el último mientras no haya una verdadera purga en esas oficinas y se castigue, de manera ejemplar, a quienes por omisión contribuyeron a que periodistas mexicanos murieran a causa de su negligencia.

PEGA Y CORRE.- Chihuahua se ha convertido en tierra de nadie ante el desgobierno de la panista Maru Campos, quien apenas puede cumplir con sus responsabilidades más elementales. Esta vez se llevó a cabo una balacera con saldo de un muerto en las afueras del Cereso No. 1 en el municipio de Aquiles Serdán y nadie sabe quiénes fueron ni cómo ocurrieron los hechos…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes