Reflexión en el DIA DEL ABOGADO, sobre la absurda e irracional elección de impartidores de justicia.
Observando la situación política existente actualmente en México, los abogados en su día, se preguntan: ¿QUÉ SERÁ DIFÍCIL Y COMPLICADO, ENTENDER ALGO TAN SENCILLO COMO ES EL TEMA DE LAS CARACTERÍSTICAS Y ATRIBUTOS QUE DEBEN REUNIR LOS IMPARTIDORES DE JUSTICIA?
Desde el punto de vista del sentido común es perfectamente comprensible que quienes ejercen esa tarea deben ser peritos en derecho, con una preparación técnica adecuada,
que han pasado el filtro de exámenes de conocimientos para obtener tan importantes cargos, a fin de garantizar una recta e imparcial aplicación de la justicia.
Resulta ocioso e innecesario el espectáculo, que so pretexto de conocer la opinión popular, se está dando a nivel nacional, para enmascarar y justificar una decisión política ya tomada en las altas esferas del poder, porque al final de tal consulta, a pesar de los razonables argumentos en contra, resultado de la sabiduría jurídica de los importantes participantes, se resolverá que lo que el “pueblo bueno” desea es que los ministros, magistrados y jueces, deben ser escogidos mediante un proceso electoral.
Esta gran aberración política, que ha sido rechazada en casi todo los países del mundo, por sus inconveniencias y enormes deficiencias, está siendo censurada en el exterior y nos expondrá a severas críticas, en caso de ser aprobada legislativamente, por un Congreso que sin discusión y debate serio y responsable, cometería un grave desatino, por evidenciar que sus miembros no fueron capaces de analizar a conciencia, las ventajas y desventajas de tan censurable iniciativa, ni si los resultados de su aprobación beneficiará a los justiciables y mejorará los niveles de impartición de Justicia en nuestro país.
Ante los comentarios adversos a esta reflexión, aclaro de antemano, que no soy miembro de la derecha, ni de grupos y organizaciones de intereses, que pudieran influir en mi postura como abogado, sino sólo un modesto académico jubilado, autor de libros jurídicos, a quien sólo le anima el deseo de que no se vaya a cometer un tremendo e incomprensible error jurídico, que habrá de ser lamentado en el futuro inmediato.
Se me ocurre preguntar a los diputados y senadores, que conocerán de esta iniciativa ¿que pensarían de que los profesores de una universidad fueran seleccionados por un proceso electoral en la cual los alumnos votaran por las personas encargadas de darles clases? En este orden de ideas también podría cuestionárse a los amables lectores, ¿qué opinarían de que los pilotos y copilotos de un avión fueran contratados por una empresa de acuerdo a los resultados obtenidos por una votación de los usuarios y clientes de las aerolíneas?
Las respuestas serían dadas inmediatamente en sentido negativo a estos cuestionamientos.
Por qué entonces los habitantes de una nación como la mexicana, que se supone tienen un alto nivel de inteligencia, van a estar de acuerdo en escoger a los jueces y magistrados mediante una votación popular, en la que quienes resulten ganadores, van a tener que resolver problemas tan delicados que involucran temas tan sensibles como sus propiedades, su seguridad y su vida misma.
Siempre he pensado que ningún pueblo DEBE POLITIZAR LA JUSTICIA, porque tal cosa equivale a ir en contra de la esencia de la misma, que como dijera el jurista ULPIANO , ES DAR A CADA QUIEN LO SUYO.
No hagamos del llamado parlamento abierto, un circo para justificar lo injustificable, a sabiendas de que los convocantes lo único que pretenden es aparentar apoyo popular, a iniciativas aberrantes que no se justifican racionalmente y que están de antemano descalificadas por la inteligencia de su pueblo.
¡Muchas gracias por compartir, pues será una contribución a la permanencia del Estado de Derecho!
*Abogado, ex catedrático de la UNAM y autor de libros jurídicos.