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Los tiempos y las circunstancias de Lázaro Cárdenas y de Sheinbaum

Por Alfredo Bielma Villanueva

Lázaro Cárdenas fue presidente de México de 1934 a 1940, debía su candidatura presidencial al fuerte impulso que a su favor había dado el expresidente Plutarco Elías Calles, de quien se decía era “el poder tras del trono” pues también había favorecido a Pascual Ortiz Rubio (1929-32) y Abelardo Rodríguez (1932-1934) en su arribo a la presidencia para el mandato 1928-1934 (Portes Gil había iniciado ese periodo a la muerte de Obregón en 1928). “Aquí vive el presidente, pero el que manda vive enfrente” era el murmullo generalizado para aludir al Maximato político atribuido a Calles. No obstante que en su discurso de toma de posesión Cárdenas había lanzado el reto: “He sido electo Presidente y habré de ser el presidente”, la fuerte inercia del poder político de Calles se reflejó en la integración del gabinete cardenista donde figuraron ocho prominentes callistas: el Constituyente Juan de Dios Bojórquez, en Gobernación; Narciso Bassols, en Hacienda; Rodolfo Elías Calles en Comunicaciones; Tomás Garrido Canabal, en Agricultura; Pablo Quiroga, en Guerra y Marina; Aarón Sáenz, en el Departamento Central del D.F.; el expresidente Emilio Portes Gil, en Relaciones Exteriores y el Dr. Abraham Ayala González en el Departamento de Salubridad. Pero pronto brotaron los signos de confrontación entre el presidente Cárdenas y Calles debido a la inmoderada injerencia de este en asuntos públicos, el 12 de junio de 1935 declaró: “Está ocurriendo exactamente lo que ocurrió en el periodo del presidente Pascual Ortiz Rubio. Un grupo se decía ortízrubista y otro callista. En aquellos tiempos, inmediatamente que supe estos incidentes, traté personalmente y por conducto de mis amigos de conjurarlos; pero pudieron más los elementos perversos que no cejaron en su tarea hasta el desenlace de los acontecimientos que ustedes conocen…Necesitamos enfrentarnos a la ola de egoísmos que vienen agitando al país. (“Los acontecimientos que ustedes conocen” se referían a la renuncia de Ortiz Rubio a la presidencia). Fue la gota que derramó la paciencia del presidente Cárdenas pues iniciaron los sucesos que desembocaron en la salida de Calles hacia el extranjero acompañado de sus más allegados. La “Purga” se extendió al interior del PNR donde cambiaron los mandos y en el Gobierno se destituyó a todos los cercanos al “jefe Máximo”, excepto a Portes Gil a quien removió de la Secretaría de Relaciones Exteriores para ubicarlo como presidente del Partido Nacional Revolucionario. La purga alcanzó a varios gobernadores, fueron sustituidos los de Guanajuato, Durango, Sinaloa y Sonora, también algunos senadores y diputados. El 22 de diciembre desde el balcón central del palacio nacional frente a una gran multitud el presidente Cárdenas calificó a Calles de “Tránsfugo de la Revolución” y el epilogo del enfrentamiento se produjo la mañana del 11 de abril de 1936 cuando el general Navarro, jefe de la Plaza recibió la consigna de acompañar Plutarco Elías Calles, a Luís L. León, a Melchor Ortega y a Luís N. Morones al aeropuerto de la Ciudad de México con rumbo al destierro, dando fin al llamado Maximato porque no hay poder para siempre.

Si volteamos al Brasil de 2001, cuando Lula Da Silva fue electo presidente después de tres frustrados intentos y fue reelecto en 2006 cuando entonces empezó a perfilar a Dilma Rousseff como su sucesora, por esa muy circunstancial similitud quizás tuviéramos la tentación de trasponer analogías debido a que ahora la sucesora de López Obrador será Claudia Sheinbaum gracias a un espectacular triunfo inducido desde la presidencia de la república. Pero, si bien el presidente López Obrador puede presumir de haber acondicionado las circunstancias para dejar una sucesora de sus preferencias nada se asemeja al Brasil de Lula y Rousseff. Por otro lado, conforme avanzan los acontecimientos, por asociación de ideas no pocos aluden a la similitud con el episodio Cárdenas-Calles, aunque quienes lo dudan sostienen que “Claudia no es Cárdenas”, aun más porque ambos coinciden plenamente en los fines del proyecto de nación prefigurado por la tesis cuatroteista. Pero Calle y Cárdenas también coincidían en las reformas sociales que México necesitaba para salir del atraso, los enfrentó el prurito de mando de Calles y su grupo. Flota en el ambiente político nacional la duda acerca de si efectivamente AMLO se retirará de la vida política y dejará manos libres a su sucesora, pero nada de lo que es posible observar señala en ese sentido, de allí que evoquemos aquel episodio acontecido hace un siglo en nuestro país, aunque por supuesto este México no guarda ninguna similitud con el país que estaba emergiendo a la vida institucional después de la ensangrentada década de los años 20 del siglo pasado. Por los signos los conocerás.