Columnistas

¿Qué está en juego el 2 de junio?

Por: Sabino Cruz V.

“Quiero justicia, sí, pero que en realidad la hagan. Se le salió de las manos la delincuencia a él (AMLO), de verdad”

Claudia Hernández E., la mamá de Emiliano.

¿Qué está en juego este 2 de junio del año que corre en el país? ¿Solo los cargos para presidente(a) de la República, las 128 senadurías, las 500 diputaciones federales, las 9 gobernaturas, los 30 escaños en el estado de Veracruz; la pensión para los adultos mayores; la pensión para las personas con discapacidad; el “salario” para jóvenes construyendo el futuro; las becas para Educación Básica; las becas para Educación Media Superior; las becas para Educación Superior; el programa “Sembrando vida”, entre otros?

¿O también está en juego el cambio de régimen o la continuidad, la libre elección del próximo(a) primer(a) mandatario(a), o la imposición por el gobernante en turno; la seguridad o el miedo a ser asaltado, asesinado en la vía pública o en el propio domicilio; recibir servicio de atención médica de calidad y pronta, o la espera de ser atendido en el IMSS o ISSSTE; atención oportuna y segura a enfermos con cáncer, o seguir recibiendo medicamentos oncológicos alterados, caducos; la formación-preparación de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, con instrumentos, materiales y maestras-maestros capacitados, o seguir improvisando con programas de estudios y cursos de actualización insustanciales?

¿Contar con recursos para el desarrollo de la ciencia, la cultura en cualquiera de sus expresiones, el arte en cualquiera de sus manifestaciones, o la extinción de fideicomisos y la apropiación de fondos para el retiro, o la anulaciones de las organizaciones de la Sociedad Civil; el respeto a las instituciones y el estado de derecho, o la intromisión en los procesos electorales, o la violación del principio de que la ley se acata, se cumple, se salvaguarda.

Calificada por algunos como la “madre de todas las elecciones”, en la próxima jornada electoral, me parece, se pone en juego el futuro del país. El futuro de la entrega de medicamentos, la atención inmediata en los tres niveles en salud, la disminución de los altos índices de asesinatos con violencia, el freno a la corrupción, la seguridad en las carreteras, la garantía del abasto de agua para consumo humano, el control de la inflación, la salud mental y física de jóvenes en situación de vulnerabilidad por influencia de actividades ilícitas, la certeza de participar por un cargo de elección popular sin que se corra en riesgo la vida misma. Estas, y muchas cosas más están en juego este próximo 2 de junio. Por eso hay que salir a votar para vencer al primer enemigo de la democracia: el abstencionismo.

Por que si no ejercemos ese derecho, seremos el “imbécil” al que se refiere Bertolt Brecht, que,

de su ignorancia política / nace la prostituta, / el menor abandonado, / y el peor de todos los bandidos, / que es el político trapacero, / granuja, corrupto y servil / de las empresas nacionales / y multinacionales. Al votar libre y razonadamente estaremos poniendo un dique a los “políticos trapaceros”, chapulines, levanta dedos serviles al presidente.

Votar es nuestro derecho y obligación moral. Al cruzar la boleta, se estará eligiendo a quién nos dará certeza jurídica, económica, financiera, educativa, sanitaria, recreativa, de protección, hospitalaria, de infraestructura, alimentaria, de creación, de libre tránsito; pero principalmente de votar por nuestra propia voluntad y no por amenaza de ser sacado de un programa de gobierno.

La intromisión del presidente a favor de su candidata devela la soterrada idea de seguir al frente del gobierno. Hecho, que lleva invariablemente a pensar en el Jefe Máximo de la Revolución Mexicana, Plutarco Elías Calles (1924-1928), y la forma de actuar del actual mandatario, al que bien se le podría llamar o así él quiere que se le reconozca como el “Jefe Máximo de la 4ª Transformación”. El devenir de la incipiente democracia del país está a la deriva. Hagamos que este barco tome nuevamente el rumbo. Tu voto es el timón que llevará la nave al muelle de la libertad, la verdad y al bien vivir. ¡¡Es cuanto¡¡