*La oftalmóloga Diana Hernández de la Fundación Zurita nos atendió esta mañana…
*En unos días más estaremos en acción, dijo. Continuar con lo programado y cumplir, digo
*Campañas… candidatos nefastos, infantiles e ineptos, compromisos y visiones…
“En la muerte solo se pasa al otro lado del camino”: San Agustín.
No es por lo riesgoso de la operación que nos realizaron, no. Pero estas dos semanas de reposo y una más, nos ayudaron y ayudarán a muchas reflexiones en donde entre otras cuestiones, cuando se conocen y aparecen los verdaderos amigos, amistades y agregados. Es para reflexionar seriamente con lo que nos espera aun en esta vida nuestra.
De los políticos no esperamos ni un rasguño de saludo y estamos acostumbrados en estos tres marcados tropiezos de salud que hemos enfrentado en estos últimos años de mi bien vivida existencia. Afortunadamente encontramos, voluntariamente, una Fundación, la Hernández Zurita, con un poco más de 20 años de existencia, desde 2003 para ser más exactos, e inmediatamente de la mano de mi hija Sagrario y de mi esposa Trinidad, acudimos en una de sus tantas filiales, Coatepec, siendo atendidos de manera inmediata y alegre, con esa confianza que traslucía la felicidad en los bellos y jóvenes rostros del personal todo femenino, sonrisa honesta y apretón de mano, alejadas de esa idiotez sublime que por desgracia aparece en hospitales y clínicas que hemos acudido.
Y esta mañana de lunes fuimos atendidos para una revisión más del ojo operado, por la gentil oftalmóloga Diana Hernández, juventud y experiencia, amabilidad y honestidad en sus palabras al indicarnos que en unos días más estaremos listos para nuestra labor informativa y social para no interrumpir los 57 años ya dedicados a esta dura profesión, bella, mágica y alucinante, nuestro oficio y vocación, el periodismo.
«Hay lugares donde poder ver, significa vivir». Reza uno de sus slogan y créanme que la atención es extraordinaria, ¡ brutalmente llenas de motivación, sin excusas y sin miedos… ! disfrutan su experiencia placentera de servir de acuerdo a la doctrina de esta Fundación en donde nos dimos cuenta, en su mayoría pacientes de la tercera edad en donde orgullosamente me encuentro sin patrón sin empresa y laborando por mi propia cuenta y responsabilidad. Cierto, a la trabajadora social no le costó investigar en cuanto a mi economía.
Nuestra libertad es tanta como periodista independiente, que sin contar con patrón ni empresa que nos explote, practicamos ese periodismo igual, independiente y eficaz que llevamos a cabo durante 57 años, desde los pininos en la Facultad de Periodismo allá por 1966 en los diarios jarochos, Dictamen, La Tarde, La Nación y algunos artículos en la revista del colega Zanoni. No bajamos el ritmo, ni la guardia, mucho menos la responsabilidad, por ello nada extraña que ninguno de los actores políticos de todos los años, las momias y los actuales envíen un saludo mucho menos cordial y afectuoso y sus llamados “jefes de prensa” sirven para tres cosas: para eso, para lo otro y para nada.
En días de obligado reposo reflexionamos y cito el caso de los atarantados políticos que jamás nos han tratado y consideran que somos parte del ejército de los chayoteros y bufones, cuando piensan que mis colegas son prensa limosnera o miserable, si solamente cumplen con una función honesta y es el trabajo. De la misma manera que una cadena de radiodifusoras, o empresas publicitarias, buscan contratos así también los periodistas que forman parte de esta sociedad exigente, que piensa que a la prensa la mantienen las golondrinas.
Somos parte de una obra de teatro en esta corta vida y cada quien, cada cual, desempeña un papel importante, a veces mediocre, en otras inútiles, unas más de lamentos y la más triste, un papel vacío, pero como dejó dicho William Shakespeare, en uno de sus tantos poemas a la vida…encontrar el lugar finalmente en la vida pero disfrutar del camino transitado. La preocupación es harta por llegar a nuestro destino y nos olvidamos de disfrutar el viaje.
Me fui a los valiosos poemas de la literatura de todos los tiempos y sin frontera, repasando el que dice “si tan solo pudiera vivir de nuevo mi vida” – conste lo expreso sin lamentos, he vivido bien la vida, el amor, sabores y sinsabores, no me pregunten cuál ha sido el mejor, he sido tal para cual, romanticismo siempre, caray – en la próxima trataría de cometer más errores, me relajaría más sin intentar ser tan perfecto… viviendo a lo máximo sin ese miedo al qué dirán o a los errores, refiriéndome a uno de mis poetas, ensayista y escritor argentino, Jorge Luis Borges, el mago de las palabras: “… la mejor manera de vivir es ser como el agua, que fluye suavemente en el valle, que sigue su curso sin esfuerzo, que no lucha contra las rocas…
Que sean días nuevos, alejados de la rutina que no tiene sentido, de quienes gozan de privilegios o de poder pero en su interior recorren el sendero vacíos, viven a medias y ostentosos y vanidosos, prepotentes y malvados pasan por la vida sin ser felices, llevan vida de engaños, vacía y tenebrosa…fatal.
A cambiar la tapa de nuestro libro, luchar por la felicidad en esta corta vida que la llamaría San Agustín, una preocupación por la muerte perdiendo tiempo para vivir el presente si la muerte no es nada que no sea pasar al otro lado del camino…
Estamos de regreso a Dios gracias.