ALMA GRANDE
La caída de la candidata de Fuerza y Corazón por México, se debe, en gran medida a que le impusieron un equipo de campaña con el que ella no se identificaba. Personajes ajenos a su forma de ser, distantes a su proyecto de país, y divorciados de la personalidad de la candidata.
Así, uno a uno fueron cambiando de voceros, ella nombró a algunos, de los cuales una parte desertó, otra fue sustituida y, por si fuera poco, las imposiciones siguieron llegando desde los altos mandos de los partidos que la apoyan.
Así, recurrieron a personajes como Santiago Creel, quien fue sustituido por Germán Martínez, Emilio Álvarez Icaza, Javier Lozano, Lilly Téllez y Kenia López Rabadán, quienes fueron cambiados por el ex baterista de Timbiriche Max Cortázar, y luego por Alejandro Quintero, quien al parecer tiene los días contados en la campaña por cuentas pendientes con la ley.
Xóchitl Gálvez ha presentado varias veces a su equipo, los cercanos y con quienes tenía confianza han quedado en el olvido y tiene que trabajar, todos los días, con gente con ideas muy diferentes, lo cual se refleja en la caída de la intención del voto de la candidata opositora.
Esto mismo puede suceder con el candidato natural de los veracruzanos, Pepe Yunes, a quien le quieren imponer voceros, no sólo por el hecho de injertarlos a la fuerza sino por no ser capaces de llevar a cabo una tarea tan compleja como la difusión e imagen de un candidato que prácticamente tiene ganadas las elecciones del próximo 2 de junio para la gubernatura de Veracruz.
Desde el inicio de su precampaña, Pepe Yunes fue acogido por los veracruzanos como el único candidato a la gubernatura que puede ganarle a Rocío Nahle, una trayectoria, el conocimiento del estado, la experiencia y vinculación con todos los sectores de la población lo colocan al frente de las encuestas.
Es decir, sin necesidad de consensos ni consultas innecesarias, la figura de Pepe Yunes, surgió como un candidato de la sociedad civil del Estado, combativo, decidido y con el triunfo en la mano. Es precisamente en ese momento en el que quieren imponerle a recomendados de mala fama y con trayectorias opacas como es el caso de Harry Grappa, un funcionario público del pasado, surgido del sexenio de Javier Duarte, señalado no precisamente por su honestidad.
La imposición de personajes hace ver a los candidatos a quienes les obligan a tener un equipo que no es elegido por ellos, distraídos, sin la confianza de poder expresarse; con dudas respecto al manejo de la imagen, circunstancias que pueden ser clave para el buen fin de una campaña.
Así, desde las cúpulas de los partidos que impulsan la coalición de la oposición en Veracruz, quienes colocan como su alfil a Harry Grappa, egresado de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz con una especialidad en el IPADE, el instituto del Opus Dei, creado para formar empresarios con sentido social cristiano y valores éticos de la religión católica. En el año 1966 se creó la Sociedad Panamericana de Empresarios, que después creó el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresas, que obedece a los valores más rígidos del catolicismo.
Grappa se confiesa un apasionado de la actividad turística, porque es una actividad que le ha dejado mucho dinero. Cuando inició en la vida pública acrecentó su fortuna rentando camionetas y servicios.
Fue Socio Fundador de PCO México A.C., asociación civil que aglutina en México a los principales Organizadores Profesionales de Convenciones y Congresos, además fundador de la asociación civil Convenciones Veracruz, A.C., que en años anteriores integraba a los principales prestadores de servicios turísticos veracruzanos, desde donde ha hecho su fortuna, a través de contratos con amigos dentro de la administración púbica y desde sus propios cargos dentro de esa estructura. Fue secretario particular del Gobernador de Veracruz de diciembre de 2010 a septiembre de 2011, lo llamó a colaborar su amigo Javier Duarte, ahora preso.
Luego fue secretario de Promoción y Servicios Turísticos de la Secretaria de Turismo y Cultura de Veracruz de septiembre de 2011 a octubre de 2012.
El problema de las coaliciones electorales es que quieren dividirse los derechos sobre una sola candidatura, un partido pone al candidato o candidata, pero otro partido impone al equipo y otros partidos colocan los programas de gobierno. Esto no se llama gobierno de coalición sino una revoltura de posturas que finalmente pueden redundar en la derrota electoral.
Finalmente, el ejecutivo estatal tendrá que escoger a su equipo desde la campaña; su equipo forma parte de su historia personal como servidor público, de ellos se ha acompañado y en ellos confía; sin embargo, si se le coloca a extraños en quienes no puede confiar ni en su discreción el resultado negativo afecta a todo el grupo, es decir, a toda la coalición. Nadie mejor que él para designar a cada quien en su atribución.
Los peores enemigos dentro del esta alianza, llena de protagonismos y egos exaltados son los propios miembros de la misma, que prefiere perder la elección con tal de evitar que un compañero, que no es de tu grupo, triunfe. La bronca está entre ellos y el candidato termina siendo la persona más vulnerable porque se convierte en el campo de batalla de intereses y posiciones con las que no coincide y que tienen que ver con la ambición más que con el servicio público.
Por ahora, la posición de Pepe Yunes está ilesa de compromisos extra políticos, de componendas, negociaciones e intercambio de favores. Es precisamente lo que le ha dado fortaleza. El hecho de estar alejado de las muchas instancias políticas y económicas que pudieran desviar su proyecto, le permite exigir su propio equipo, tener a gente de su confianza y no de la confianza de los líderes partidistas que no han mostrado lealtad con nadie, ni dentro ni fuera de sus respectivos partidos políticos.
Así, como Pepe Yunes conoce el estado, también conoce a las personas que son capaces de caminar con él desde el momento de la precampaña, conoce bien a quienes pueden elevar las simpatías de los veracruzanos hacia su candidatura y despertar a los indecisos para que voten por él, pero una imposición en este momento significaría un sabotaje no sólo a su persona sino a su carrera política y a la victoria de la oposición.
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