Irán sufrió un devastador ataque terrorista con la explosión de dos bombas durante un acto masivo en la ciudad de Kermán, donde la multitud conmemoraba el cuarto aniversario del asesinato del general Qasem Soleimani a manos de Estados Unidos en 2020. Los informes iniciales señalan al menos 95 personas fallecidas y más de 200 heridas en este atentado, el más mortífero en Irán desde la revolución islámica de 1979.
Las explosiones, ocurridas a tan solo 15 minutos de diferencia, tuvieron lugar cerca de la mezquita Saheb al Zaman, donde reposa la tumba de Soleimani. Hasta el momento, ninguna entidad ha reclamado la responsabilidad por este acto, que ha conmocionado al país. La primera explosión ocurrió a 700 metros de la tumba, seguida de otra a un kilómetro de distancia, generando caos y terror entre la multitud.
El presidente iraní, Ebrahim Raisi, prometió que los responsables serán identificados y castigados por las fuerzas de seguridad. Mientras tanto, el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, anunció una “dura respuesta a los enemigos de la nación”, sin especificar a quiénes se refería.
Estados Unidos negó su participación en el ataque, calificándolo como un posible acto terrorista, mientras Israel, histórico enemigo de Irán, se mantuvo en silencio al respecto. En medio de la escalada de tensiones en Medio Oriente, este atentado se suma a la reciente muerte del número dos de Hamas en un ataque en Beirut, atribuido a Israel por las autoridades libanesas.
La comunidad internacional ha condenado enérgicamente este acto terrorista, con el presidente ruso, Vladimir Putin, catalogándolo como “escandaloso por su crueldad y cinismo”. Irak, la Unión Europea, Arabia Saudita, Venezuela, Cuba y el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, expresaron solidaridad con Irán y repudiaron firmemente el doble atentado. En medio de la consternación, Irán declaró un día de luto nacional, cancelando los planes del presidente Raisi para un desplazamiento a Turquía.