Desde que surgió como la más descabellada de las ocurrencias, todos sabían –incluso el presidente López Obrador- que el Tren Maya era un proyecto destinado al fracaso, no sólo por su inviabilidad comercial y financiera sino también porque no garantiza la reactivación económica del sureste del país.
Una vez inaugurado, el Presidente pretende llevarnos a la tormenta perfecta: para financiar el desastre de una obra que nos ha costado tres veces más del presupuesto original, ahora decide desaparecer el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) para que los recursos que obtiene y que sirven para el mantenimiento de las principales zonas turísticas del país, se destinen para sostener el Tren Maya.
Con la desaparición de Fonatur el Presidente estaría matando a la gallina de los huevos de oro para alimentar al último de sus elefantes blancos.
Peor aún. En su desvarío tomó una decisión que podría ser el tiro de gracia a la industria turística en México, que hoy aporta casi el 10% del PIB nacional y que da empleo a casi 5 millones de personas: que sean los gobiernos locales los encargados de dar mantenimiento a nuestros principales centros turísticos.
Fonatur obtiene sus recursos mediante los impuestos que pagan los turistas extranjeros. Estos recursos se utilizan para el desarrollo de nuevos polos turísticos mediante la adquisición y desarrollo de predios con vocación de gran turismo.
Al mismo tiempo, se ocupan para dar mantenimiento a las zonas hoteleras -avenidas, alumbrado, imagen pública, servicios, infraestructura y jardinería-, algo que los gobiernos municipales no tienen la capacidad de afrontar.
¿Acaso el Ayuntamiento de Benito Juárez, en Quintana Roo, tiene los medios para mantener en condiciones óptimas a Cancún, el principal centro turístico del país? ¿Lo mismo sucederá en el devastado Acapulco o en Puerto Vallarta? ¿De dónde obtendrán los gobiernos locales recursos para ello, si los ingresos que genera el turismo extranjero van a parar al gobierno federal? Esa era precisamente la tarea de Fonatur.
Durante los últimos 50 años, Fonatur ha sido la principal herramienta para impulsar el desarrollo y mantenimiento de destinos turísticos sustentables de gran impacto como Cancún, Los Cabos, Ixtapa, Riviera Nayarit y Huatulco, que hoy captan a la mayor parte de los vacacionistas extranjeros y que han posicionado a México como un destino turístico de clase mundial.
Así me tocó vivirlo como Director Jurídico de Fonatur. Los proyectos de inversión y el desarrollo de los 6 Centros Turísticos Integralmente Planeados (CIP) como se les denomina a estos centros turísticos, nos permitió colocar a México en el top ten mundial del turismo mundial. Esa ha sido una de mis mayores satisfacciones.
Entonces, ¿por qué desaparecer Fonatur para salvar al Tren Maya? Porque la última locura del emperador nunca será rentable. Según los cálculos más optimistas, en el primer año de funcionamiento, el Tren Maya daría un ingreso estimado de 30 mil millones de pesos. Pero resulta que la inversión ya alcanza los 200 mil millones de pesos, sin contar los gastos de operación.
La corrupción está en las obras que han duplicado su valor y que hoy no ofrecen ningún beneficio a México.
La puntita
En las elecciones de Gobernador en 2016 y 2018, la suma de votos del PAN, PRI y PRD alcanzó 2 millones de votos, suficientes para derrotar la elección de Estado que prepara Morena en 2024.