- Análisis detallado de la postura y desafíos diplomáticos
En una sesión reciente del Consejo de Seguridad de la ONU dedicada a abordar la situación en Gaza, Israel adoptó una posición firme al oponerse de manera contundente a la propuesta de un alto el fuego. El embajador israelí ante la ONU, Gilad Erdan, argumentó que tal medida solo serviría para consolidar lo que describió como “el reino del terror de Hamás”. Este rechazo se produjo en presencia de varios ministros de Exteriores árabes e islámicos, así como del jefe de la diplomacia china, Wang Yi, quienes abogaban por un alto el fuego permanente.
Erdan, al expresar su opinión, afirmó que “llamar a un alto el fuego ya la paz es una paradoja” y sostuvo que aquellos que respaldan la idea están, en esencia, respaldando la continuación del control de Hamás en Gaza, argumentando que la organización no es un socio confiable para la paz.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se sumó a esta posición al anunciar que Israel retomará las hostilidades una vez que concluye la fase actual de liberación de rehenes en la Franja de Gaza. Netanyahu dejó claro que no hay forma de detener la ofensiva militar en el enclave palestino y expresó escepticismo sobre la posibilidad de extender la tregua con Hamás que estaba en proceso de negociación y que vencía ese día.
A pesar de la postura respecto al alto fuego, el embajador Erdan destacó los valores de Israel en la preservación de la vida humana en Gaza y subrayó la disposición del país de colaborar con organismos internacionales con el objetivo de mejorar la situación en la región. Sin embargo, manifestó su descontento con la ONU, acusándola de cooptar a actores que carecen de un interés real en la búsqueda de soluciones y reiteró la crítica de que la organización ha convertido cada una de sus agencias en un instrumento en contra de Israel. Este posicionamiento contribuye a la complejidad del escenario internacional en medio de la tensión en la región.