Columnistas

Comienzan los síntomas del sexto año

Por Alfredo Bielma Villanueva

Lo acontecido este día en Tlapa, Gro. Donde un grupo de maestros agremiados en la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación impidió el acceso del presidente López Obrador inaugurar el Centro Teletón de Guerrero, refleja los síntomas de fin de sexenio, de cómo superarlos dependerá del manejo político de las visitas presidenciales para evitarlos y del grado de desilusión de quienes hace seis años confiaron en las expectativas creadas para obtener el respaldo electoral y de su capacidad de protesta. El presidente califica esa protesta como de provocación e induce a hacer creer que fue “acompañada por todos los medios de provocación”; experto en esa clase de protestas como estrategia de ataque conoce bien  los resortes a modo de ser movidos. Pero, ¿realmente es así, o son producto de la inconformidad social debido a soluciones diferidas? Porque López Obrador atribuye toda clase de manifestaciones en su contra a “la provocación” de los “conservadores corruptos que quieren regresar para seguir robando”, una enfática oración iterativamente repetida e injertada en la mente colectiva durante cinco años, aunque resulta que los ahora calificados como provocadores son parte de quienes hace seis años se unieron a las entusiastas multitudes que lo vitoreaban y llevaron al cargo que ocupa con la esperanza de que ahora sí llegaba el mesías salvador.  

En esa legión de seguidores genuinamente convencidos de que “los tiempos del señor son perfectos” (Lucas: 2-1-7), como gustaba en repetir otro convencido- Adán Augusto López- también figuran los padres de los 43 de Ayotzinapa, que inconformes porque lo ofrecido nunca llegó siguen en protesta y ya recibieron la recomendación de “no dejarse manipular”, como si la manipulación fuera la causa motora de su movimiento. Pero ya es el sexto año, el de la despedida, del declive del mandato aunque no del poder, pero sí el aviso que dentro de un año ya habrá otra persona en la presidencia de la república que sin duda intentará ejercer el poder que el mandato ciudadano le haya conferido. Pero son legión, dijimos: madres de desaparecidos a la espera de ser atendidas, padres de niños con cáncer, la importante red feminista en permanente protesta, y por supuesto los ofrecimientos de un crecimiento económico del 4%, en promedio sexenal, sector salud de primer orden, seguridad pública, un México sin violencia, menos corrupción, etc. He allí todo un expediente inconcluso para cuyo cumplimiento un año, y menos aún el sexto, ya no alcanza. ¿Y Guerrero? El escenario no es halagüeño, el presidente lo sabe.