Columnistas

Gobierno de Coalición

Por Raúl Arias Lovillo

Entre muchas propuestas muy importantes e interesantes que se encuentran en el Programa de Gobierno 2024-2030 del Frente Amplio por México (FAM), quiero referirme a la construcción de un gobierno de coalición. En nuestro país no existe una tradición y mucho menos contamos con experiencias concretas sobre este órgano de construcción democrática, a lo sumo solo nos encontramos con algunas breves referencias a coaliciones electorales entre partidos políticos. En el sistema presidencialista en el que hemos crecido desde el término de la revolución mexicana hasta nuestros días, la figura del poder ejecutivo se ha impuesto por encima de los otros poderes o frente a otras alternativas de ejercicio democrático de gobierno. El ejemplo extremo del poder presidencialista lo hemos vivido en los últimos años con el gobierno de Morena. Nadie, en su sano juicio y desde una perspectiva verdaderamente democrática, puede negar que desde 2018 se instaló un gobierno autocrático en México. Fue la voluntad personal y autoritaria del presidente la que impuso las magnas obras de este sexenio (AIFA, Dos Bocas y Tren Maya), sin una adecuada planeación y presupuestación y sin una discusión en el Congreso para alcanzar el consenso sobre su construcción. Ocurrencias e improvisaciones solo pueden tener como resultado el rotundo fracaso de estas obras, el despilfarro de recursos públicos y la pérdida de oportunidades de invertir esos mismos recursos en otros proyectos para cubrir necesidades mas urgentes para la sociedad mexicana.

Existe una responsabilidad social en el ejercicio de gobierno, separado por completo de la participación ciudadana. Muy pocas veces los ciudadanos se interesan en participar en el diseño y en la definición de las obras públicas que requiere el país, un estado o una región. La idea dominante de democracia en la sociedad se agota en el proceso electoral y luego espera la ciudadanía, como si fuera un acto de magia, que las politicas públicas resuelvan sus problemas. Por supuesto esto nunca ocurre. Incluso, los resultados son más negativos cuando no existe capacidad profesional de los funcionarios públicos, cuando no se respetan leyes y reglamentos y cuando hay una ausencia de transparencia y rendición de cuentas. Si no se cambia esta dinámica nunca se podrán construir mejores condiciones de vida para la población, terminar con tanta corrupción y cambiar el rumbo del ejercicio de un gobierno presidencialista, centralizado en el poder del ejecutivo.

Este es uno de los retos significativos que enfrenta nuestro país en su proceso de democratización. No es una tarea fácil y tampoco se resolverá en el corto plazo. Sin embargo, la coyuntura política actual parece favorable para buscar el diseño de una nueva estructura institucional. Particularmente, la construcción de un gobierno de coalición surge como una solución para abordar los problemas más apremiantes de nuestra sociedad: sacar a la población de la pobreza, mejorar la calidad de vida de las clases medias, reducir los niveles de desigualdad social, construir una estrategia de crecimiento económico sostenido y sostenible, impulsar la calidad educativa en todos los ámbitos -desde la educación básica hasta los niveles universitarios-, preservar nuestros ecosistemas naturales y mantener nuestras riquezas culturales, entre otros.

Precisamente la idea de un gobierno de coalición es fundamental para la propuesta política del FAM, resulta crucial que se priorice la formación, fortalecimiento y mantenimiento de la coalición entre PAN, PRD, PRI con la participación activa de la sociedad civil organizada, la llamada cuarta columna. Esta coalición no debe quedarse en una coalición electoral.

El FAM en Veracruz debe pactar varios puntos que trasciendan el compromiso electoral de los actores políticos. Cuando menos los siguientes:

1. Integrar un gobierno con mujeres y hombres de probada honestidad y capacidad profesional.

2. Consensuar un programa de gobierno que atienda las necesidades más sentidas de la ciudadanía veracruzana y que perfile el desarrollo de varias áreas con una perspectiva de largo plazo.

3. Acordar las líneas más importantes del presupuesto vinculado en su ejercicio al programa de gobierno.

4. Diseñar un programa de Servicio Social de Carrera con reglas muy claras para su cumplimiento.

5. Institucionalizar transparencia y rendición de cuentas en todas las áreas de gobierno, así como construir un sistema de indicadores para medir los progresos programáticos.

Avanzar en estos puntos significará un paso trascendental en la democratización de nuestra vida pública. El éxito de esta iniciativa dependerá de la voluntad política de los partidos y de la sociedad civil organizada del FAM en Veracruz. Se debe aprovechar esta coyuntura, en la que toda la oposición se une para recuperar el gobierno de Veracruz y para participar en la reconstrucción de nuestra entidad, para cambiar el ejercicio del poder y mejorar la gobernanza. Se deben garantizar los buenos resultados en el gobierno y se debe devolver la ética en todos los actos de gobierno.