Qué tienen en común los servicios públicos de agua, alumbrado, calles y recolección de basura. Desde la perspectiva de la administración pública, para su realización, cuentan con un proceso de planeación, presupuestación y ejecución.
Cuando algo de dicho proceso falla, la ciudadanía lo advierte de inmediato. Esos servicios son puntos de referencia de las acciones del Estado por ser indispensables en nuestra vida cotidiana.
Pero, qué pasa con aquellos que no son tangibles. Con aquellos que derivan de una planeación y presupuestación para un hecho hipotético. La ciudadanía no tiene una visión clara de ellos hasta que son necesarios, incluso por la necesidad de salvaguardar la vida.
Eso es lo que pasó con el Estado ante los hechos ocurridos en Acapulco y comunidades de Guerrero. Si bien, “ninguna ciudad está preparada para un huracán categoría”, menos aún lo está, al no contar con información preventiva y los recursos económicos necesarios en caso de desastre.
Si bien, el conocimiento científico es perfectible, sabemos que el calentamiento global acelerará la intensidad y frecuencia de los fenómenos naturales, lo que nos permite deducir que se cuentan con los conocimientos necesarios para preveer e informar a la población sobre algún fenómeno que ponga en peligro la vida y contar con una estrategia para afrontar sus consecuencias en lo público y privado.
Lo que está pasando en Guerrero es una tragedia que bien pudo ser prevenida (no evitada) y sus lamentables efectos solventados (quizá, en gran parte) si se contara con los recursos necesarios para hacerlo.
Hoy, ante la tragedia (nuestra solidaridad y oraciones con Guerrero), la lección es: no dejar a voluntad del Estado, las decisiones del mundo racional (aprendizaje) y decir no a la improvisación, que nos lleva desde la muy lamentable pérdida de vidas humanas, hasta la falta de respuesta ante situaciones previsibles (oportunidad).
El Estado no cuenta con recursos ilimitados, eso es pura propaganda, no hay recursos.
Si lo anterior no fuera suficiente, debemos recordar que en nuestra propia ciudad (Xalapa) tenemos zonas propensas a fenómenos meteorológicos (lo vivimos con un huracán el año pasado) e inclusive, a los terremotos (Xalapa fue casi borrada del mapa el 3 de enero de 1920).
No se desea pero, hoy es Acapulco y muchas zonas de Guerrero, mañana…
– PS. Hay que donar, no hay FONDEN.
*Agustín Arcos Gamboa es maestro en derechos humanos y Coordinador Operativo de Movimiento Ciudadano en Xalapa, Veracruz.