Internacional

Irán y Turquía solicitan cese de hostilidades y advierten sobre la escalada del conflicto en Oriente Medio

Durante una reunión conjunta en Ankara, los ministros de Relaciones Exteriores de Irán y Turquía centraron su atención en la preocupante posibilidad de que el conflicto entre Israel y Hamás se expanda, generando un impacto desestabilizador en la región de Oriente Medio. En sus declaraciones, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Hosein Amir Abdolahian, instó a un alto el fuego inmediato para poner fin a la violencia en la Franja de Gaza, haciendo hincapié en la necesidad de detener lo que describió como “genocidio y violencia” perpetrados por Estados Unidos e Israel. Si bien Abdolahian no detalló las implicaciones de una posible intervención iraní, recordó la robustez de Hizbolá, respaldado por Teherán, como una fuerza significativa contra la ocupación y el régimen sionista.

El ministro Abdolahian también compartió los esfuerzos diplomáticos en curso, incluidas las propuestas presentadas a Egipto y Arabia Saudita, así como su reciente encuentro en Doha con líderes cataríes y representantes de Hamás. En estas discusiones, advirtió sobre las consecuencias impredecibles de no detener los crímenes de guerra, enfatizando que la resistencia de Hamás podría adoptar medidas imprevistas si la situación continúa deteriorándose.

Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores turco, Hakan Fidan, respaldó la llamada a un alto el fuego inmediato y expresó su descontento con la postura de la Unión Europea, acusándola de falta de acción efectiva para abordar la crisis humanitaria en Gaza. Fidan abogó por una conferencia internacional como un medio para prevenir una catástrofe humanitaria más amplia y subrayó la disposición de Turquía para asumir responsabilidades de potencia garante para la seguridad de Palestina en caso de un eventual acuerdo de paz. Ambos ministros recalcaron la importancia de la cooperación regional y global para evitar una mayor escalada de la violencia, mientras enfatizaban la responsabilidad compartida de Estados Unidos, Israel y sus aliados en la región en la resolución del conflicto.