ALMA GRANDE
La lucha por la licencia del gobernador de Nuevo León, Samuel García, que le permitiría competir por la Presidencia de la República se politiza tanto que abandona las leyes, en su camino distorsiona la legalidad y coloca más obstáculos de lo que puede tener el curso normal de una petición de esta índole.
Ante la posibilidad de que ocupe García Sepúlveda la candidatura a la Presidencia de la República, por Movimiento Ciudadano, el Congreso estatal cerró filas para impedir la licencia del cargo.
Esto como respuesta a una serie de acusaciones contra el ejecutivo estatal por retenerles el presupuesto a los presidentes municipales que no militan en las filas de su partido. A esto se suman otras acusaciones de persecución política, de agresiones, incluso de espionaje y violencia física contra la oposición en la entidad.
Los afectados, es decir los diputados locales del PAN, PRI, PRD y Morena, que forman mayoría, consideran que tienen el derecho a negar una licencia por 30 días antes de la elección del 2 de junio del próximo año, lapso que es ilógico y podría cambiar a seis meses. Sin embargo, eso es uno de los caminos que tiene Samuel García para competir.
La razón política de que se le niegue la licencia en el Congreso de Nuevo León tiene que ver que como la única consigna que identifica a la oposición es estar contra la actual administración, la posible postulación de García Sepúlveda significaría dividir el voto de la oposición. Morena tiene un voto duro que no se ha movido en muchos años.
Así, las rencillas partidistas y la competencia electoral son las razones de los partidos de oposición, representados en el Congreso, las que impiden que Samuel deje el cargo con un pretexto casi infantil que radica en que él prometió que cumpliría su mandato hasta el último día, lo cual perdería validez con la licencia.
En el campo legal, el Artículo 35 de la Constitución señala que cualquier mexicano puede ser votado. La calidad de ciudadano no se la quita el puesto de elección popular que ostente sino la posibilidad de competir libremente por otro cargo, la voluntad del Congreso es un requisito que puede sortearse legalmente.
Se ha dicho que para que Samuel García pueda continuar con sus aspiraciones políticas, el Congreso de Nuevo León deberá aprobar dicha solicitud de licencia, un paso que puede convertirse en una ‘piedra’ en el camino del político emecista, pero no es una prohibición definitiva, ya que puede acudir a las instancias electorales para recobrar su calidad de simple ciudadano, con derecho a votar y ser votado.
Entre los derechos humanos y políticos está el de afiliarse y competir por un cargo de representación popular y él cuenta con un partido que respaldaría su petición.
El panista Mauro Guerra, presidente del Congreso de Nuevo León, adelantó que esto no podría ser así, pues, de acuerdo con el Artículo 122 de la Constitución de Nuevo León, debido a que Samuel García solicitó sólo 30 días, los diputados locales deben designar a la persona que se encargará interinamente del Poder Ejecutivo.
La situación del tiempo de solicitud debe aclararse a las 13:30 horas del miércoles 25, ya sea por 30 días o por seis meses; sin embargo, existe la posibilidad de acudir a otras instancias electorales, sobre todo después de la entrevista que tuvo García Sepúlveda con el ex presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, quien le aconsejó buscara la presidencia en 2024.
«Adelante, no importa la edad, lo que importa es el mensaje, fue el consejo que me dio el expresidente», comentó Samuel.
Mariana Rodríguez, esposa del gobernador de Nuevo León, aseguró que la licencia solicitada por Samuel García para separarse del cargo como gobernador del Estado es solo un paso más, pues tomarán una decisión en conjunto. Ella quiere postularse, también por Movimiento Ciudadano a una senaduría, desde luego, para después pelear la gubernatura de Nuevo León, en algo muy similar a una reelección.
La moneda está en el aire, la candidatura de Samuel García dependerá de la capacidad de sus abogados electorales para sortear el permiso que nunca le será concedido por una oposición a la que le mueve la venganza y el temor a perder, con muchos menos votos que si Samuel se quedara como gobernador.
Si Samuel compite como candidato a la Presidencia de la República, el Frente Amplio de la oposición, quedaría muy desgastado, tal vez conserve el segundo lugar electoral, pero uno o dos de los partidos que lo integran, perderían el registro. Hay mucho en juego.
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