Columnistas

Jinetes del apocalipsis

Por Alfredo Bielma Villanueva

La inseguridad, la desigualdad social, la pobreza extrema, el mal posicionado sistema de salud, la drogadicción, la desintegración familiar, la polarización política, etc., forman parte de la penuria que atosiga a la población mexicana y hacen las veces de jinetes del apocalipsis que anuncian tiempos venideros con carga nada optimista. Por si no bastaran, para ensombrecer ese panorama son de insoslayable presencia la desertificación, la deforestación, la polución ambiental, el deshielo y crecimiento de los mares, etc., cierran el círculo de males cuyo indetenible crecimiento amenazan la vida en el planeta; sobre cuál de ambos registros resulta más preocupante es irrelevante, porque mientras la sociedad universal y los gobiernos nacionales no atiendan con un buen diseño de sus políticas públicas esa problemática e insistan en privilegiar el crecimiento industrial en mengua del medio ambiente éste seguirá en progresivo deterioro.

Por cuanto toca al severo impacto de la acción del hombre sobre la naturaleza no se requiere de mucho esfuerzo para constatar el daño que se le ha hecho ocasionando el cambio climático del que ahora somos testigos, aunque no lo hemos dimensionado en su exacta magnitud porque estamos inmersos en sus circunstancias, pero ciertamente día a día se hace presente porque la disponibilidad de agua para consumo humano se ha venido reduciendo con preocupante celeridad. La máxima cuyo pregón destaca que el agua es vida adquiere cada día mayor relevancia pues su escasez origina impactantes consecuencias, la desertificación entre ellas. Es posible constatarlo en nuestra entidad porque en su territorio escurre una gran porción del agua dulce disponible del país, pese a ello en la huasteca los signos de la desertificación se han venido acentuando con el transcurso del tiempo, la población de no pocos municipios de la Sierra de Otontepec puede confirmarlo. Visto en visión prospectiva su futuro es nada halagüeño, porque en mayor o menor medida los caudalosos ríos veracruzanos y sus respectivos afluentes lucen contaminados con grandes masas de plástico flotante y de lirio acuático, el Rio Blanco, el Pánuco, el Coatzacoalcos y el Papaloapan son fehacientes muestras. Si alguien sabe de algún programa de Conagua diseñado para solventar ese problema sería bueno lo diera a conocer; o mejor, si las autoridades a cuyo encargo está la preservación y defensa del medio ambiente están dedicadas a implementar programas para evitarlo ojalá lo den a conocer antes que la cruda realidad ambiental nos alcance.