Prosa aprisa
El viernes que pasó tuvo lugar un hecho relevante, histórico en la vida de la Editorial de la
Universidad Veracruzana (66 años ya): la presentación del libro El poder de las mujeres.
Un desafío para la democracia, de Giulia Sissa (Mantua, Italia).
Histórico y relevante porque con la obra inauguró la Colección Feminismos. Un libro
excepcional, lo calificó el secretario Académico, Juan Ortiz Escamilla, quien representó al
rector Martín Aguilar Sánchez. Presente estuvo también el director de la Editorial, Agustín
del Moral.
Estela Casados González, del Observatorio Universitario de Violencia Contra las Mujeres,
señaló que no era coincidencia que la apertura de la colección se diera del brazo del libro
de Giulia Sissa, puesto “que se trata de un texto indispensable para explicar el papel
histórico y actual de la mujer en el ámbito democrático, así como la manera en que han
sido concebidas dentro del mismo”.
Recordó que en fecha próxima las mujeres tendrán participación activa en elecciones
federales y que no serán las únicas que se encuentren en un momento histórico a la
sombra de partidos políticos, “lo están también en la cotidianidad quienes salen a
protestar, a presionar a las autoridades, a demandar agua, que no nos maten ni
desaparezcan”.
El hombre, animal político; la mujer, animal doméstico
En el prólogo del libro se recuerda que fueron los griegos quienes inventaron la
democracia, una sociedad en la que, en su mitología, mujeres como Artemisia de
Halicarnaso, Antígona, Yocasta o Etra gobernaban países, comandaban ejércitos y se
hacían obedecer. “Sus vidas estaban llenas de posibilidades, poderes y proyectos”. En
ese mundo posible, ellas son posibles.
Pero en su mundo real, mujeres como ellas eran inconcebibles. A la mujer la
consideraban que le faltaba valor y que no tenía capacidad para tomar decisiones. “El
hombre es capaz de determinar qué hacer. La mujer, cuya facultad deliberativa es
inválida, no puede llegar a una decisión. El hombre está lleno de ardor. La mujer cobarde.
El hombre tiene inclinación por el liderazgo. La mujer se conforma con ser sumisa. El
hombre es un animal político. La mujer es un animal doméstico”.
Interesante la obra, pues, de mucha actualidad por el papel que están teniendo las
mujeres y, en el caso de Veracruz ahora mismo, como bien lo dijo Estela, por el papel que
van a jugar en el proceso electoral que tendrá como punto culminante las elecciones del
próximo 2 de junio (para las, los interesados en el libro, lo pueden adquirir en Nogueira 7,
frente al Mercado San José y el edificio de la Liga Agraria).
Su número de habitantes, elemento para cumplir con la paridad
Ayer domingo, precisamente, el diario Reforma publicó que el INE ordenará a los partidos
políticos postular a cinco mujeres para las ocho gubernaturas (una de ellas la de
Veracruz) y la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México que se renovarán en 2024.
Este lunes se discutirá el proyecto en la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos.
Me llamó la atención un argumento del proyecto: “También es relevante el tema del
número de habitantes de dichas entidades, siendo la Ciudad de México, Jalisco,
Veracruz, Puebla y Guanajuato las que más personas albergan, lo que puede ser
considerado un elemento cualitativo para cumplir con la paridad”.
En la columna “Templo Mayor” del mismo diario, se comentó sobre la determinación que
está a punto de tomar el Instituto Nacional Electoral: “La decisión que está a punto de
tomar el INE sobre la cantidad de mujeres que deberán postular los partidos en las
nueve entidades que cambiarán de gobierno el año próximo pondría en aprietos a
quienes no se han tomado en serio la participación femenina en las elecciones”.
Solo Morena quiere a una mujer en Veracruz, aunque es zacatecana
Para el caso de nuestro estado, hasta ahora solo Morena ha tomado en serio esa
participación, aunque enfrentará (ya enfrenta, de hecho) una férrea oposición
generalizada de la mayoría de los veracruzanos por el hecho de que su figura relevante
es zacatecana y no quieren que los gobierne alguien que no sea originario del estado.
Por lo que hace a los partidos de oposición, como he venido comentando en este
espacio, solo en el PAN hay una fuerte corriente entre los consejeros estatales, quienes
determinarán el rumbo que tomará su partido, para que compitan con una mujer, ya sea
si van solos o en alianza con otros partidos.
En el caso de ellos, la figura más visible y posicionada en sus encuestas internas,
Patricia Lobeira Rodríguez (de Yunes), actual alcaldesa del puerto de Veracruz, se
autodescartó luego de que en julio pasado la “destapó” la candidata del Frente Amplio
por México, Xóchitl Gálvez, durante una visita que hizo al cuatro veces heroico puerto.
Paty Lobeira, como es mejor conocida, declaró entonces que tiene un compromiso con
los jarochos, sus representados, y que piensa continuar en su cargo hasta que concluya
su periodo constitucional en 2024. No veo, de ese partido, aunque las han mencionado,
a la senadora Indira Rosales, a la diputada federal Maryjose Gamboa y a otras.
Por el lado del PRI, si bien alzó la mano la diputada federal Lorena Piñón, considero que
la mejor carta que tiene el tricolor es la diputada local Anilú Ingram, quien ya está
considerada por la dirigencia nacional. En el caso de este partido, considero que no han
tomado en serio la participación femenina en el proceso sucesorio y los priistas, o al
menos los se consideran con derecho a decidir, hombres, solo toman en cuenta a dos
hombres: Pepe y Héctor Yunes.
Bien trabajado un acuerdo, puesto de acuerdo todos, decididos a empujar juntos, Anilú
podría ser además factor de unidad entre las corrientes del PAN, básicamente la de
Julen Rementería y los Yunes Linares-Márquez, seguramente sumaría al PRD, que no
tiene con quien competir, que tenga viabilidad, y también podría conciliar y unir en el
PRI, además de que ese partido saldaría una deuda histórica que tiene con el género
femenino, al que ha relegado a la hora de repartir posiciones, desplazándolo a un
segundo plano.
Habrá que estar pendientes sobre lo que decida este lunes el INE. La oposición no tiene
de otra: o jala junta y postula un candidato o candidata que los concilie por encima de
los intereses de cada quien, o irá al fracaso. Ya no caben egos. Los actores interesados,
todos y todas, deberán de llenarse de humildad y ver, por encima de todo, el interés
común, superior. Morena se las está poniendo fácil con su intención de postular a una
zacatecana. ¿Qué más quieren?
El argumento histórico de Rocío Nahle
La aspirante de Morena a gobernar Veracruz, Rocío Nahle, viene argumentando que,
aunque zacatecana, puede gobernar el estado pues hace 200 años lo hizo un
duranguense: Guadalupe Victoria (José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, su
nombre real).
Me parece desproporcionado que se compare con ese personaje histórico y crea que
eso la legitima para, en otra época histórica, en otras circunstancias, querer gobernar el
estado.
Mi compañero Marco Antonio Aguirre (columna “Místicos y Terrenales”) acudió al libro
País de un solo hombre: el México de Santa Anna, de Enrique González Pedrero, y ahí
abrevó para recordar que el 6 de diciembre de 1822, Santa Anna nombró a Guadalupe
Victoria comandante militar de la plaza, pero no gobernador, y juntos proclamaron el Plan
de Veracruz en contra de Agustín de Iturbide.
Escribió Marco: “Cuando Santa Anna le da el nombramiento, no pudo ser gobernador, por
una razón: todavía no existía el estado de Veracruz.
El estado de Veracruz se funda el 31 de enero de 1824, cuando la antigua Intendencia de
Veracruz es elevada a ese rango.
El primer gobernador de Veracruz fue Miguel Barragán, quien fue nombrado por decreto
del recién formado Congreso de Veracruz, el 20 de mayo de 1824.
Por cierto, Miguel Barragán nació en ciudad del Maíz, San Luis Potosí, por si quiere usted
(le dice a Nahle) una referencia de un mandatario estatal nativo de otro lugar fuera del
estado.
El primer gobernador de Veracruz nacido ya en lo que hoy es el territorio del estado, fue
José María Tornel y Mendívil, originario de Orizaba, de 1828 a 1829, como sucesor de
Barragán.
Todo esto es historia conocida, pero si tiene dudas, puede preguntarle al rector de la UV,
Martín Aguilar Sánchez, quien junto con Juan Ortiz Escamilla coordinaron la Historia
General de Veracruz o puede consultar el libro Breve historia de Veracruz, de la
historiadora veracruzana Carmen Blázquez Domínguez”.
Marco Antonio exhibe a la señora: desconoce la historia de Veracruz (a lo mejor el dato se
lo pasó su exoperador, el escritor, historiador e investigador de la negritud, Eric Cisneros
cuando todavía tenían buena relación).
Maximiliano quiso gobernar a los mexicanos y lo fusilaron
Pero si de referencias históricas se trata, hay otro hecho que tampoco se debe olvidar. El
28 de mayo de 1864, acompañado de su esposa Carlota, llegó a México Maximiliano de
Habsburgo, pisando tierra firme en Veracruz, con la creencia “que los mexicanos querían
ser gobernados por él, pues Napoléon III así se lo había hecho creer”.
Napoleón quería que México fuera un protectorado francés y planeó ofrecer la corona
imperial mexicana a Maximiliano. Así fue. El nuevo emperador llegó el 3 de octubre de
1863 al Castillo de Chapultepec donde fue recibido por un grupo de traidores mexicanos,
uno de ellos Juan Nepomuceno Almonte, hijo biológico de José María Morelos y Pavón.
Tan no era cierto que los mexicanos querían que los gobernara, que el 19 de junio de
1867 fue fusilado en al Cerro de las Campanas, en Querétaro (todas las referencias
históricas las tomé de Wikipedia).
Veremos que escribe la Historia el 2 de junio de 2024.