Columnistas

Dirigentes del FAM no están a la altura del reto

Por Alfredo Bielma Villanueva

Según el materialismo dialectico no es el hombre quien condiciona a la sociedad sino las circunstancias condicionan al hombre, en términos llanos esa tesis formula que, entre otros postulados, las condiciones objetivas fermentan el nacimiento de liderazgos sociales, militares, económicos etc.: (“No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”, señala Karl Marx en su <Contribución a la Crítica de la Economía Política> 1858). Es decir, Darío, Alejandro, César, Lenin, Mao Tse Tung (Mao Zedong), Napoleón, Juárez, Hitler,  Mandela, Castro Ruz etc., fueron producto de sus respectivos entornos sociopolíticos y económicos, porque al margen de sus correspondientes circunstancias simplemente hubieran pasado desapercibidos. Fincados en esos postulados podemos referir con conocimiento de causa que los actuales dirigentes partidistas del PRI, PAN y del PRD no están a la altura del reto que implica enfrentar a la avasalladora fuerza de Morena, sustentada en la fuerza política que en México se concede a la presidencia de la república, más aún cuando el titular del ejecutivo interviene abiertamente a favor de su partido con significativo desprecio hacia el marco normativo. Esa condición se acompaña con la pasiva actitud mostrada hasta ahora por “Alito”, Marko Cortés y Jesús Zambrano, pues ninguno de ellos ha demostrado capacidad para liderar o encabezar un movimiento de inconformidad debido al estado de cosas prevalecientes en la sociedad mexicana.

Es posible comprobarlo por la forma en cómo se está desperdiciando la inercia opositora generada por la aparición en escena de Xóchitl Gálvez, cuyo surgimiento en la palestra electoral generó expectativas para una campaña opositora realmente competitiva al despertar el sentimiento opositor en el país que de inmediato la adoptó como la luz de su esperanza, lastimosamente ese primer impulso no ha sido secundado con la implementación de otros de igual calado, el tiempo pasa y la oportunidad se pierde. O ¿a qué esperan los dirigentes partidistas? ¿A Marcelo Ebrard para cambiar de caballo lastimando a Xóchitl Gálvez? Salvo que fuera por consenso esto último y ella así lo aceptara esa especulación pudiera adquirir vigencia, pero en el ámbito de los hechos las dirigencias partidistas del Frente Amplio por México lucen atónitos con irrelevantes signos de beligerancia, entretenidos quizás en la repartición cupular de las candidaturas a diputados y senadores para sus respectivos grupos. Mientras tanto, en el cuartel general del partido en el gobierno utilizan la herramienta de las encuestas para apoderarse de la mente colectiva que, porosa y accesible como es, recibe el bombardeo de sus maleables resultados para incrustarle la percepción de la enorme ventaja de Claudia Sheinbaum sobre Xóchitl Gálvez. Tal vez no sea cierto, pero se vale.