La firma del tratado de paz entre Armenia y Azerbaiyán, que representaba un paso crucial para poner fin a una disputa territorial de más de 30 años en Nagorno-Karabaj, y que se tenía previsto llevar a cabo en la ciudad española de Granada, ha sido cancelada. Esta cancelación se debe a la decisión del presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, de no asistir al evento, citando una “atmósfera antiazerí” que, según informó la agencia oficial de noticias de Azerbaiyán, fue creada por los mediadores del proceso, que incluyen a Alemania, Francia y la Unión Europea.
La canciller francesa, Catherine Colonna, previamente había condenado los “crímenes” supuestamente cometidos por Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj durante su reunión con el primer ministro armenio, Nikol Pashinián. Además, anunció que París suministraría armas a Armenia para que pueda hacer frente a la amenaza percibida de Azerbaiyán. Esta acusación de Armenia fue rechazada por Azerbaiyán, que sostiene que la región de Karabaj siempre ha sido parte de su territorio.
Por otro lado, Alemania rechazó la solicitud de Azerbaiyán de incluir al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en la reunión. Erdogan es un aliado clave de Azerbaiyán en este conflicto y, en respuesta a esta negativa, Erdogan anunció que no asistiría al encuentro de la Comunidad Política Europea programado para el mismo día en la ciudad de Granada, España.
Además, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, expresó su profunda decepción por la decisión de Azerbaiyán de resolver el conflicto por la fuerza y acusó a Rusia de traicionar al pueblo armenio al no intervenir en Nagorno-Karabaj.
En resumen, la cancelación de la firma del tratado de paz entre Armenia y Azerbaiyán pone de relieve las tensiones y desacuerdos persistentes en este conflicto de larga data, así como las complejas dinámicas regionales e internacionales que lo rodean.