El Kremlin expresó su preocupación y responsabilizó a Estados Unidos por las posibles “tristísimas consecuencias” de su decisión de proporcionar munición de uranio empobrecido a Ucrania. Esta declaración surge después de que el Pentágono anunciara un paquete de ayuda que incluye munición perforante de uranio empobrecido destinada a tanques Abrams, con Reino Unido ya habiendo enviado proyectiles similares a Ucrania.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, mencionó que el uso extensivo de este tipo de munición por parte de la OTAN durante el bombardeo de Yugoslavia en 1999 había resultado en un aumento de los casos de cáncer y otras enfermedades. Peskov advirtió que se podrían esperar resultados similares en Ucrania debido al uso de este armamento.
El uso de munición de uranio empobrecido es un tema ampliamente debatido en cuanto a sus riesgos para la salud. La Coalición Internacional para la Prohibición de las Armas de Uranio sostiene que la exposición al polvo de uranio empobrecido, ya sea por ingestión o inhalación, puede causar cáncer y defectos congénitos.
Sin embargo, un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente sobre el impacto del uranio empobrecido en Serbia y Montenegro (entonces parte de Yugoslavia) no encontró evidencia de una “contaminación significativa y generalizada”.
El Organismo Internacional de Energía Atómica, un organismo de control nuclear de la ONU, afirma que los estudios realizados en diversas regiones, incluyendo la antigua Yugoslavia, Kuwait, Irak y Líbano, han indicado que la presencia de residuos de uranio empobrecido en el medio ambiente no representa un riesgo radiológico significativo para la población local.
A pesar de estas afirmaciones, algunos políticos serbios han cuestionado esta evaluación y han reportado un aumento en la incidencia de tumores malignos y muertes relacionadas con el uranio empobrecido.
La Royal Society británica publicó un informe en 2002 que indicaba que los riesgos para los riñones y otros órganos derivados del uso de munición de uranio empobrecido eran muy bajos, tanto para la mayoría de los soldados en el terreno como para los residentes en las zonas de conflicto. Además, las directrices británicas sostienen que sería difícil inhalar suficiente polvo de uranio empobrecido como para causar lesiones significativas.