Al estilo Mathey
Buen día siempre apreciado lector:
Le escribo en trayecto de Xalapa hacia el sur del estado. Son las cuatro de la mañana.
Vamos no sin cierta preocupación por el recorrido nocturno y las terribles condiciones de ese camino de tan mala fama.
Acompaño a Héctor Yunes Landa en decisiva y avanzada etapa de su vida; en su muy trabajado esfuerzo por unir las coincidencias de las diversas corrientes políticas del estado para servir con honestidad al frente del próximo gobierno estatal.
Desde que amanece hasta que anochece, tozudo como es, al grito de !éjelee!, !a trabajar!, salimos enmedio de una hermosa noche con luna de fuego y espectaculares luceros que contagiaban verdadero entusiasmo.
El reportero tiene la fortuna de atestiguar la historia y andar pegado a sus protagonistas.
Aquí en la Entidad, me tocó desde1974, cuando del brazo de Yayo Gutiérrez observé las andanzas en campaña de Don Rafael Hernández Ochoa.
Desde entonces, gracias al Diario de Xalapa en esas he andado hasta la fecha, aunque don Cui se apartó de la prensa.
Hoy aún no hay campaña oficial, aún no se pide el voto de los más.
Héctor es joven, ha madurado, se le ve en su mejor momento político haciendo amarres por todas partes.
Viaja meditando, pensando, preguntando, consultando,
Reflexiona qué hará, cómo encontrará soluciones a tanto problema y desorden que le deja la morena en Palacio.
Antes de las cinco detiene el convoy en el entronque Córdoba-Orizaba, baja y en plena oscuridad reclama por sus paisanos -como en el desierto, pero a él si lo oirán por las redes sociales- las cotidianas agresiones a viajantes, como la de Maltrata.
Vuelve al vehículo entre el escandaloso paso de los pesados traylers, pipas, camiones cargueros y algunos veloces autos.
Sigue alegre su ruta, preparado y alerta hacia Coatzacoalcos, otra vez a Xalapa, al norte, por el Pánuco o rumbo al Tonalá, las altas montañas o las sierras, firme en su proyecto, confiado en lo que ha sembrado, madrugando.
No olvide usted cuidar las plantas y el agua, pero cuídese de las lluvias excesivas.
El autor es premio nacional de Periodismo del Club Primera Plana de la Ciudad de México