Columnistas

Las cuitas de Dante

Por Alfredo Bielma Villanueva

Sin duda, para Dante Delgado la crisis actual de Movimiento Ciudadano es un trance difícil pero no le representa ninguna novedad porque otras muchas ha superado sin mengua de su protagónico acontecer en los asuntos de la cosa pública. La deserción de Enrique Alfaro de las filas de MC ciertamente reflejan diferencias sustantivas al interior de ese partido que Dante dirige casi como mando único, pero pecaríamos de inocentes si suponemos que la defección del gobernador de Jalisco de las filas de MC tomó de sorpresa a Dante porque tal suceso se hizo inminente a partir de  su declaración relativa al “aislacionismo” de MC en momentos de definición de estrategias para la sucesión presidencial. Por supuesto, es duro el impacto, porque Jalisco es la tercera fuerza electoral del país y MC ya no podrá contar con ese reducto. Porque Alfaro es un político muy curtido en menesteres electorales que difícilmente se mantendrá al margen de la actividad sucesoria y pondrá en juego el valor estratégico de una entidad como Jalisco; no es coincidencia haberse deslindado de MC justamente en vísperas de la visita de Xóchitl Gálvez a esa entidad. Con mucha antelación Alfaro se manifestó contrario a la idea de su postulación por MC a la presidencia, bien sabe que sería una jugada sin propósitos competitivos carente de metas sociales reducida a una estrategia electoral favorable solo al partido y su dirigencia. ¿Procederá igual Colosio?  Se ignora, aunque seguramente tampoco hará segunda a Dante aceptando la candidatura de MC a la presidencia. Entonces, a Dante solo quedaría la opción de ser el postulado a la presidencia por MC, claro, con pleno conocimiento de una derrota profusamente anunciada.

Dante Delgado ya sabe lo que es perder una elección como candidato, vivió esa experiencia en la elección de 2010 en Veracruz en la sucesión de Fidel Herrera, una de las más caras en la historia de nuestra democracia electoral en vías de sacar adelante a Javier Duarte de Ochoa. En aquel proceso los candidatos al gobierno fueron: Javier Duarte de Ochoa, por la coalición Veracruz para Adelante junto al Partido Revolucionario Veracruzano y la Asociación Política Vía Veracruzana; Miguel Ángel Yunes Linares, candidato  de Viva Veracruz, PAN y Nueva Alianza; Dante Delgado fue candidato de Diálogo para la Reconstrucción de México (DIA), Convergencia-PRD y Partido del Trabajo. Por cierto, en aquel entonces la especulación central consistía en inferir que la participación de Dante Delgado tenía el propósito de dispersar el voto opositor. Nada lo asegura, pero radio bemba lo replicaba. La elección se celebró el 4 de julio con una votación general de 3 millones 182 mil 62 votos y el resultado no dejó de sorprender por lo competido: Duarte de Ochoa obtuvo el primer lugar con un millón 392 mil 386 votos (43.29%); seguido de Miguel Ángel Yunes Linares, de Viva Veracruz, con un millón 306 mil 811 votos (40.63%); y Dante Delgado, de la coalición Para cambiar Veracruz, obtuvo 433 mil 808 votos (13.49%). En la elección de diputados de mayoría relativa, el PRI obtuvo 20 de los 30 distritos, mientras que la coalición Viva Veracruz obtuvo siete distritos y en solitario, el Partido Acción Nacional obtuvo tres distritos. Ya es hecho consumado, pero tras el recuento en el PAN se mantuvo la turbadora interrogante sobre un resultado que hubiera sido diferente en una elección sin tercero en la discordia.