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Una acechanza constante: Cambiar el fin de las instituciones.

Por Pbro. Juan Beristain de los Santos

 La fundación de una nueva comunidad o institución obedece siempre a un propósito que abone al bienestar de la mayoría de la gente y su vocación a la trascendencia. Los ideales que se intentan hacer realidad en la vida de la comunidad es la prioridad que debe imperar, a pesar de todas las adversidades y de los intereses personales que acechan constantemente a las comunidades e instituciones. El Evangelio de San Mateo nos presenta la fundación, por parte de Jesucristo, de la comunidad apostólica con fines y criterios evaluables clarísimos para evitar cualquier tiempo de desviación del ser y quehacer de la comunidad: “Jesús llamó a los doce discípulos y les dio poder sobre los espíritus impuros para expulsarlos y para curar toda clase de enfermedades y dolencias. A estos doce los envió a misionar, con las instrucciones siguientes: No vayan a tierra de paganos ni entren en pueblo de samaritanos. Diríjanse más bien a las ovejas perdidas de Israel. A lo largo del camino proclamen: El Reino de los Cielos está ahora cerca”. (Mt 10, 1.5-7). Cristo deja en claro lo que es la fundación de la comunidad apostólica desde aquel tiempo hasta el día de hoy.

Las instituciones de todo tipo deben cumplir la naturaleza para la que fueron creadas. No se debe permitir que nada ni nadie las pervierta, es decir, cambiarles su finalidad. Ante la situación que estamos viviendo en México, Veracruz y Xalapa, somos testigos de la amenaza constante y sonante de querer cambiar y utilizar las instituciones de toda índole para otros fines que no corresponde a su ser y quehacer.

 Para poder colaborar a que cada institución logre y alcance su ser y quehacer. es necesario generar fuentes de trabajo digno y trabajar con una finalidad más allá de satisfacer las propias necesidades físicas. ¡Cuánta razón tienen los obispos mexicanos que, en su Carta llamada Del Encuentro con Cristo a la solidaridad con todos, han aceptado y promovido la actividad laboral como un espacio para el desarrollo real de cada persona y de la patria!: “El trabajo es el fundamento sobre el que se edifica la vida familiar, pues allega los medios de subsistencia que se necesitan para vivir y desarrollarse como familia. En la familia, además, se aprende a trabajar y a crecer en humanidad. Esto repercute en provecho de la comunidad, de modo que la Nación viene a ser “la gran encarnación histórica y social del trabajo de todas las generaciones”. Por ello, las personas al trabajar colaboramos con nuestros compatriotas al bien cultural de nuestra Nación” (Número 318) Es creando fuentes de trabajo y trabajando cada día, como tendremos el desarrollo integral de todos y para todos.

 Pbro. Juan Beristain de los Santos

Director

Oficina Comunicación Social

Arquidiócesis de Xalapa