Prosa aprisa
Cuando se le presenta la ocasión, en corto, ante quienes quiere que lo escuchen, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, suele platicar su manera de hacer política.
Comenta que él es como un escultor, que no solo sabe usar el cincel sino también cuidar hasta el último detalle; y de pronto remata: pero también sé usar el marro.
El sábado, en Minatitlán, se dio un hecho que para mí resume toda la explicación de qué significación tuvieron las visitas de Claudia Sheinbaum y Adán Augusto López a Coatzacoalcos y a Minatitlán (y de él también a Acayucan y a Carlos A. Carrillo), respectivamente.
Bajo el pretexto de una “conferencia magistral” y de reuniones de trabajo, tanto la chilanga como el tabasqueño vinieron al sur de Veracruz a hacer proselitismo y, de paso, a tratar de fortalecer a los aspirantes a la gubernatura Rocío Nahle y Sergio Gutiérrez, respectivamente, a quienes apoyan.
En el puente peatonal de la petrolera ciudad, de llegada viniendo de Coatzacoalcos, lució una larga manta con la leyenda “#AHORA ES ADAN AUGUSTO”. Se instaló otra igual en el puente peatonal de salida rumbo a Acayucan, para que la viera cuando se fuera.
Pero, ¡zas!, de pronto, mientras el titular de Gobernación encabezaba una reunión en el Centro de Convenciones con trabajadores petroleros, la presidenta municipal Carmen Medel Palma, en un abierto acto de provocación –no se puede entender de otra manera– envió a elementos de la policía municipal a bajarla.
¿Lo hizo por iniciativa propia para congraciarse con Sheinbaum? ¿Se lo ordenaron el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, el secretario de Gobierno Eric Cisneros, o la secretaria de Energía Rocío Nahle? Si se lo ordenó alguno de ellos fue un grave sinsentido político, si no, de todos modos, son los responsables de lo sucedido porque no controlan a los suyos.
Quedó exhibida la división y el canibalismo político entre morenistas
Si en política eso es delicado, todavía es peor para ellos porque exhiben ante los veracruzanos, incluyendo a la oposición, la división que existe en Morena, el canibalismo político que los empuja, la falta de cortesía y delicadeza política –de la que carecen– con el visitante, la falta de reconocimiento y de respeto a las jerarquías políticas y de gobierno, y, en general, la más completa ignorancia de las reglas elementales del quehacer político.
Pero la acción de la mujer también es preocupante para los minatitlecos, porque si con ese abuso y arbitrariedad actúa contra el mismísimo secretario de Gobernación, qué no hará y dispondrá contra los inermes ciudadanos a los que quiere afectar o perjudicar.
Por supuesto que el alto funcionario fue enterado de la agresión en su contra, de lo que tomó nota y luego prosiguió con sus actividades programadas; siguió con su cincel en Acayucan y Carlos A. Carrillo, modelando su obra política con miras a ver coronada su obra en 2024, y no será nada raro ni extraño que un día cualquiera se haga del marro y dé un golpe certero que haga añicos lo que le daña y estorba… en Veracruz.
Provocación de alcaldesa muestra desesperación en el cuitlahuismo
¿Por qué digo que la acción y obra de la alcaldesa Medel sintetiza la explicación de cómo están las cosas, de cómo van las cosas entre las dos “corcholatas” preferidas del presidente López Obrador (y de paso las de los aspirantes a la gubernatura, “Chío” Nahle y “Cheko” Gutiérrez); de cómo les fue el sábado en el sur, de cómo se ven sus posibilidades en Veracruz y entre los veracruzanos?
Porque fue el último recurso que le quedó a los patrocinadores de las señoras Sheinbaum y Nahle, al cuitlahuismo, para tratar, en forma burda, chambona, tosca, grosera, de disminuir la presencia que tienen y van ganando sus competidores entre los veracruzanos; para tratar de afectar su imagen y borrarlos del escenario político estatal porque han de pensar y creer que si los invisibilizan en espacios públicos los van a eliminar de la contienda.
Con los actos en el sur no se decidieron la candidatura en Morena ni el resultado de la elección presidencial; están, sí, en franca competición tratando de sumar adhesiones y de que en las encuestas internas para decidir quién será el candidato a la Presidencia los ciudadanos opinen a favor suyo. Creo que los cuitlahuistas-sheinbumnistas-nahlistas trataron, como dicen sus aduladores, de mostrar que tienen “músculo” y que están más fuertes que sus competidores.
Pero lo hicieron en forma bravucona y retadora. Porque el titular de la Segob fue quien programó primero sus actos, y cuando los otros se enteraron le armaron entonces otro, el mismo día y a la misma hora, a sus candidatas para demostrar que no hay quién les gane ni les ganará. Les falló. Con todos los recursos económicos que tienen –del gobierno del estado, del municipal y de la Secretaría de Energía–, con todo el acarreo humano que intentaron, su acto quedó lejos, muy lejos de lo que intentaron hacer creer y presumir.
No son ni tienen operadores políticos
Otro hecho quedó demostrado el sábado: que los cuitlahuistas no son operadores políticos, que no han aprendido a operar y a hacer las cosas ni se cree que en lo que les resta en el gobierno lo van a lograr, pero también que no tienen operadores políticos, si acaso algunos improvisados que no pasan de ser simples aprendices de ayudante o chalanes, que medio saben hacer un repello político, pero hasta ahí.
La competencia de enfrente demostró todo lo contrario, reconocido ante el columnista, sottovoce, por los mismos del cuitlahuismo: la organización de sus actos fue mejor, en todo; el objetivo de sus reuniones tuvo mayor interés y utilidad; sus actos fueron muy concurridos sin necesidad de acarreo ni amenazas a los alcaldes (el de los petroleros, en Minatitlán, convocado y pagados por ellos mismos, estuvo igual o más concurrido que el de Coatzacoalcos); tuvieron mayor difusión e impacto mediático, y los aspirantes tuvieron contacto directo con los potenciales votantes, los saludaron de mano, se tomaron selfies con todos los que se los solicitaron, contrario a ellas y sus promotores que estuvieron alejados del pueblo, subidos en un escenario bajo techo bien protegidos de las inclemencias del intenso sol, muy cómodos, mientras que los de abajo prácticamente se asaban en medio del calor infernal, a la intemperie. Para lo que se esperaba, su acto estuvo poco concurrido.
¿Alguien piensa, o cree, que Sheinbaum y Adán Augusto vinieron sin que supiera López Obrador, sin que se lo informaran? ¿Alguien piensa, o cree, que la tarde-noche del mismo sábado el presidente no tuvo un reporte completo de todo lo que sucedió? Lo que pienso y creo es que Sheinbaum se debió ir muy preocupada por lo que vio y vivió, por la inoperancia e ineficacia que observó en el equipo que la apoya y la promueve en Veracruz; que el presidente debe estar muy preocupado por el posible resultado de la elección en 2024 en el estado si deja la operación en manos del gobierno del estado.
Si, como comenté el pasado martes, la intención del acto en Coatzacoalcos era saber, medir, poner a prueba el trabajo del cuitlahuismo y de Rocío Nahle en favor de Sheinbaum en el extremo sur del estado, reprobaron, sacaron mala nota. Sin duda, no obstante los actos hostiles en su contra, Adán Augusto y Sergio sumaron puntos, y creo que, aún mejor para ellos, se posicionaron mejor ante López Obrador.
AMLO no puede poner en riesgo el resultado en 2024 en Veracruz ni perder la elección. Por eso seguramente durante su visita del próximo viernes a Veracruz le volverá a meter el hombro al gobernador y continuará enviando al estado todo el aparato federal para fortalecer la estructura del morenismo, para llenar los huecos y vacíos que ha dejado y tiene el cuitlahuismo, para suplir la ineficacia y la inoperancia demostradas.