Columnistas

Reflexionando los ideales de Colosio

Por Dra. Zaida Alicia Llado Castillo

POR LA VERDAD Y LA CONFIANZA

Reformar el poder, significa un presidencialismo sujeto estrictamente a los límites constitucionales de su origen republicano y democrático”.

Luis Donaldo Colosio (6 de marzo de 1994)

Un miércoles 23 de marzo de 1994, aproximadamente las 17 horas, México recibía la impactante noticia del atentado al candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, en la Colonia Lomas Taurinas de la ciudad de Tijuana, Baja California.  El candidato, concluía un mitin y en el momento que finalizó su discurso, bajando del templete y caminando entre la multitud que se arremolinaba para saludarlo, un individuo logró burlar la seguridad, le disparó y lo privó de la vida. Colosio tenía 44 años cuando fallece, estaba en la plenitud de su vida, en su mejor momento político, para eso se había preparado, para dirigir la Nación. Y la mayoría de los mexicanos así lo pensábamos. Después de ese lamentable acontecimiento se suscitaron una serie de hechos que evidenciaban que México había de enfrentar en adelante, cambios sociales, económicos y políticos serios y que habría de prepararse para ello.  

Para Luis Donaldo, la política fue una de sus grandes pasiones, y la concebía siempre como un juego ético de ideales; ideales que definían esa mística en la que él creía, por eso, “su muerte solo segó su existencia, pero no los pensamientos que defendía”, como así lo refiriera Diana Laura su compañera de vida.

Y cómo hace falta en la actualidad que los partidos políticos retomen los principios e ideales que han dado sentido a su existencia.  Y a eso convocaba Luis Donaldo en su momento, pues los concebía como valores puros que tutelaban la actuación de sus integrantes. Por eso planteó en su momento a su partido, el PRI, para que no los olvidara y los retomara, en especial, cuando perdiera el rumbo.

Él perteneció a una generación de políticos diferentes. Quizás la misma con la que muchos de nosotros nos identificamos. Hace 29 años el PRI era diferente, quizás porque México lo era también. La política mexicana se integraba, mayoritariamente, por hombres y mujeres de bien, probos, de convicción y lealtad a toda prueba. Hombres y mujeres de elevada cultura y nivel político que basaban su formación y actuación a partir de un cúmulo de pensamientos y referentes históricos, bases éticas, doctrinas, símbolos y pensamientos democráticos y de grandes convicciones de partido y nacionalistas. Hombres y mujeres, preocupados por generar la mejor oferta política a la sociedad mexicana y comprometidos con la democracia.

Tan es así que, por iniciativa de esos políticos, el propio PRI provocó cambios importantes con la finalidad de fortalecer a la democracia dando voz a las minorías y generando las condiciones para que las transiciones democráticas -que tarde o temprano habían de acontecer-, se dieran a través de la competencia justa y respetuosa y de esta manera México no sufriera pasajes dolorosos ya superados.

Luis Donaldo, dejó plasmados en sus escritos y discursos, ideales y valores importantísimos, que bien valdría la pena retomar, no de manera somera, si no, reflexionándolos y tomándolos como base para el cumplimiento de tres objetivos principales:

  1. Para que la actuación de los militantes y simpatizantes que participaran en los partidos fueran congruentes y su misión tuviera rumbo en el ejercicio de la política;
  2. Para que estas instituciones, promovieran la participación de sus militantes en el respeto y la pluralidad de ideas y ello les obligara a postular a hombres y mujeres de bien en los cargos de representación, porque con ello iba implícito el prestigio de sus siglas.
  3. Para hacer que esos valores políticos, de partido, dieran forma a una actuación ética en la misión de gobierno, y sus representantes populares cumplieran de manera irrestricta con la obligación de depositar su esfuerzo al servicio de la comunidad, anteponiendo el bienestar del conjunto, por sobre el bienestar individual o de grupo.

Tales valores, al ser acatados, serian de invaluable utilidad porque se convertirían en inspiración de sus dirigentes y militantes. Cuando un partido no cumpliera con estos, tarde o temprano, empezaría a debilitarse por no ser congruente entre el decir y el hacer y, su vigencia tendería a caducar.

Luis Donaldo, siempre creyó en la política- su gran pasión-, y la concebía como un juego ético de ideales, y por ello se atrevió a plasmar ese valor místico en un decálogo que propusiera a la militancia del PRI, en 1991, y que hoy vale la pena retomar, porque puede ajustar a cualquier otro partido político. Especialmente, para quienes se asumen como partidos, pero que no actúan como tales, recordando lo importante que es devolverles a estos su verdadera misión, adoptando una actuación congruente:

  1. “El partido, debe aspirar a ser uno nuevo, el partido de las tareas actuales de la Revolución Mexicana, el partido que contribuye a la democracia, el partido de las libertades, de la justicia social y de la soberanía. De esta manera refrendamos nuestros valores y actualizamos sus exigencias de acuerdo con las demandas y potencialidades de la sociedad de hoy”.
  2. “Un partido de hombres y mujeres que de frente a la Nación actuamos de buena fe; un partido de la sociedad, un partido de la iniciativa social que recoja y represente los intereses de la comunidad; que impulse la nueva organización siendo solidarios”.
  3. “Un partido plural, abierto, con derecho y respeto a la crítica”.
  4. “Un partido con dirección colectiva, de grupos de opinión, de convocatoria amplia, con voz y con iniciativa propia”.
  5. “Un partido con una nueva relación de absoluto respeto con el gobierno. Así reformamos nuestra organización”.
  6. “Un partido para la democracia territorial, descentralizando con intensa vida política en el municipio, sus acciones”.
  7. “Un partido políticamente competitivo, un partido con reglas claras para hacer valer la auténticamente carrera de partido y la militancia, para la justa participación y la competencia interna”.
  8. “Un partido de cuadros políticos competentes, con candidatos y dirigentes, que se ganen el respeto con el trabajo, la perseverancia y el tesón. El respaldo del partido lo tenemos que buscar en la sociedad misma”.
  9. “Un partido transparente en sus finanzas y con cuentas claras. Así atendemos a las demandas y exigencias de autonomía”.
  10. “Un partido, en síntesis, de ideas, de proyectos, de acción política, comprometido con la verdad y el rigor en los argumentos con interlocución abierta y con amplia difusión”.  

Por eso hoy a 29 años del fallecimiento de Colosio, la mejor manera de recordarlo es haciendo honor a su legado, dando a México lo que él hubiera querido construir si hubiera llegado a ser Presidente. Igualmente, vale la pena estudiar su ideario, para sacar el mejor provecho de este, ya que en cada palabra y pensamiento exhibió el convencimiento de que la política -operada en la verdad, la probidad y la eficiencia-, podía ser el mejor instrumento para que una sociedad avanzara en la unidad, el respeto y la confianza.

 “…Es la hora de la reforma del poder, de construir un nuevo equilibrio en la vida de la república; es la hora del poder ciudadano. Es la hora de la democracia; es la hora de hacer de la buena aplicación de la justicia el gran instrumento para combatir el cacicazgo, para combatir los templos del poder y el abandono de nuestras comunidades… ¡Es la hora de la Nación! ¡Es la hora de reafirmar valores que nos unen! ¡Es la hora del cambio con rumbo seguro, para garantizar paz y tranquilidad a nuestros hijos! ¡Es la hora de ser fuertes todos, haciendo fuerte a México!”. (Luis Donaldo Colosio Murrieta, 23 de marzo de 1994, Tijuana, BC) 

Gracias y hasta la próxima